«Es inconcebible que el zuliano no sienta vibrar su corazón en una fecha como esta, tan importante para esta tierra».
El arzobispo de Coro, monseñor Mariano Parra Sandoval, preside la misa pontifical en el día de la Chinita, a quien ha pedido «vuelva sus ojos misericordiosos» hacia el pueblo zuliano, en momentos de dificultad.
Recordó el ejemplo de María y reiteró que Ella nos enseña a tener fortaleza en el destierro y en el dolor. «Ella no olvida a sus hijos desterrados», insistió.
Dijo que la Virgen sufrió y sufre como toda madre cuando un hijo suyo es llevado injustamente a la Cruz. «María», dijo, «acompañó a su Hijo Jesús en la Cruz, acompañó a los discípulos y los anima en medio del dolor, en las horas después de entregar su vida en el madero».
Monseñor Parra Sandoval recordó que fue su Hijo Jesús quien nos dejó a María como Madre espiritual nuestra cuando Ella estaba al pie de la Cruz.
«Jesús nos dejó una Madre, a María, a quien aquí veneramos en la advocación de la Chinita».
«María es la Madre espiritual perfecta de la Iglesia, que nos dejó su hijo Jesús… Ella continúa cumpliendo su funcion maternal».
«Como Madre humana, María no se limita a dar vida, es una Madre dedicada a educar y a alimentar».
«María es la cabeza de la Madre de la Iglesia y no se concibe una cabeza sin cuerpo. María da a luz a Jesús en Belén y nos da a luz a todos en la Iglesia cuando estuvo al pie de la Cruz. Darnos a luz dio mucho dolor, no vio desgarrar sus entrañas, pero sí su corazón».
Parra Sandoval describió: «La Virgen es nuestra Madre, nos fortalece, no nos deja solos. He ahí a nuestra Madre, la Chinita, quien nunca nos dejará, jamás nos desamparará».
Monseñor Parra Sandoval agradeció a Dios este don, este milagro que este 18 de noviembre celebra el Zulia: el de la renovación de la Imagen de la Chinita en la sagrada Tablita.
También, con humildad, dio gracias a Dios por permitirle celebrar esta misa, la del día más importante para el zuliano.
«La Virgen representa para nosotros, los zulianos, un modelo de virtud. Su ejemplo nos anima a vivir una vida de perfección», señaló el prelado.
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