Cambiar el azúcar
Todo un clásico en el mundo de las bromas, pero tiene garantizado el éxito. Se trata de cambiar los recipientes de la sal y del azúcar, dos productos que se usan a diario y fácilmente confundibles.
Fingir que no queda jabón
Esta broma consiste en coger una pastilla de jabón y pintarla entera con esmalte de uñas transparente. De esta forma, al mojar el jabón y frotarlo con las manos no saldrán burbujas y parecerá que no queda.
Pasta de dientes
El bromista tiene que cambiar cualquier crema de uso diario por pasta de dientes, de manera que cuando la utilice se manche de dentrífico. Otra variante sería poner pasta de dientes o cualquier otro ungüento en las manos de la otra persona mientras duerme para que se toque la cara y al levantarse y mirarse en el espejo vea lo que ha aparecido en su piel. En vez de pasta se pueden utilizar también otros productos para ejecutar la broma como mayonesa.
Cambiar las horas
Aprovecha un momento de descuido de la víctima para coger su reloj y cambiarle las horas. Puedes adelantarlo y que el inocente llegue más pronto que nadie a los lugares concertados y que duerma menos tiempo o retrasarlo y ser el responsable de que llegue tarde a su destino. Tú decides.
Maleta pesada
Esta broma consiste en poner en mitad de una vía una maleta muy pesada, vestirnos como si fuésemos turistas y confiar en la humildad de los ciudadanos, a los que les pediremos que si nos pueden hacer el favor de transportarnos la maleta. Las carcajadas están garantizadas al comprobar que la persona trata de levantar la maleta y le es imposible desplazarla.
Cada 28 de diciembre se celebra el Día de los Santos Inocentes, en el que los bromistas sacan su mejor artillería para atacar a las víctimas con las mejores ‘inocentadas’. Algunas más clásicas, otras más elaboradas y otras un tanto pesadas, es la jornada perfecta para gastar una broma y que esta acción esté justificada.
Truco de la moneda
Andar por la calle, ver una moneda o un billete y agacharse a recogerlo es un acto, prácticamente, instintivo. Por ello, esta broma tiene aseguradas más de una carcajada. Se trata de fijar al suelo una moneda o un billete y esperar a que alguien intente despegar el premio encontrado en mitad de la calzada. Otra opción parecida es atar a la moneda o al billete una cuerda, y en el momento de atraparlo, tirar para que el inocente no logre cogerlo.
Dar un susto
No hay nada mejor que ocultarse tras una puerta, debajo de la cama o de la mesa, tras un pilar o una esquina, apagar todas las luces de la casa… cualquier rincón es útil si se alcanza el objetivo deseado.
Pegar algo a la espalda
Pegar algo a la espalda de alguien también es una de las bromas más recurridas. Una nota escrita o cualquier figura son algunas opciones, pero este día tiene especial sentido pegar el muñeco blanco que se ha convertido ya en símbolo de los Santos Inocentes. La víctima caminará todo el día con el monigote pegado a la espalda sin darse cuenta, hasta que se caiga o alguien se lo diga.
La Opinión