Hugolino Vázquez nació para ser “la joya viviente de la Catedral”. El popular cuidador falleció este martes 10 de diciembre a los 74 años y deja un vacío en la historia viva de Maracaibo.
Hugolino se dedicó desde su juventud a descubrir los secretos y aprender de la ciudad, de sus templos y de su gente, de sus letras y sobre todo de su consentida, la Catedral de Maracaibo.
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A los 12 años ya era monaguillo en la iglesia San Juan Bautista, en Valera, al lado del padre Juan de Dios Andrade. Como anécdota se complacía en relatar que durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, le tocó pararse frente a la Seguridad Nacional para evitar que se llevaran al padre.
Su gran orgullo era que no tuvo tocayo y se convirtió a través de los años en una referencia para propios y turistas, estudiantes y profesionales, quienes buscaban saber.
Vivía en la calle Bolívar, en la parroquia Santa Lucía, en una casa humilde, emblemática de la Maracaibo vieja. Durante 35 años estuvo en la esquina de la Catedral con un puesto modesto donde vendía chucherías y café a escasas dos cuadras de su casa.
Fue historiador y cronista urbano de los buenos, enamorado y poeta. “Esa es mi vida y la transmito con gusto, y quisiera que algún gobernante incluyera la verdadera historia”, admitió en una oportunidad.
Tuvo dos hijos: Richard Lino Vásquez Añez y Marilina Vázquez. Sus hermanos: Tarquino Vázquez, Gastón Vázquez, Humberto Vázquez, Edixon Vásquez, Rafael Peigra, Ana Carmen Villalobos, Aidé Esmeralda Vásquez, Miguel Vásquez y Clímaco Vázquez, invitan a los actos velatorios en la funeraria El Carmen. El sepelio se realizó este miércoles 11 de diciembre a la 1.00 de la tarde.
La Verdad