Formó parte del primer gabinete del entonces recién electo presidente de la República, Hugo Chávez. Fue su primer ministro de Educación, Cultura y Deporte. Desde entonces ocupó responsabilidades ministeriales con Chávez al mando, es un hombre que conoce muy al chavismo «aguas abajo» y asegura: «La militancia honesta que sí existe, pero en buena medida, se encuentra derrotada, dispersa, sin rumbo y siendo sometida a mecanismos muy severos de control social y presiones».
Quince meses después de la llegada del presidente Nicolás Maduro al poder marcó distancia de él y, en junio del 2014, fue suspendido de sus funciones dentro de la Dirección Nacional del partido de gobierno, el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv), y pasado al tribunal disciplinario de esta organización política, por defender a su excompañero de aquel primer equipo de gobierno, el titular de Planificación, Jorge Giordani, acerca de sus críticas al gobierno.
«No existe tal cosa como un “chavismo crítico” en términos orgánicos. Hay, lamentablemente, una gran dispersión. Obviamente, la muerte de Chávez hizo aflorar las contradicciones internas que él era capaz de controlar, incluso los procesos de corrupción que se gestaban: Pdvsa, Corpolec, Cadiv, alimentos, contrato de todo tipo, Poder Judicial, etc., etc., desatados luego abiertamente», asegura en entrevista con esta Casa Editorial.
De cara al 2020, Navarro cree necesaria la participación en las elecciones parlamentarias que se vislumbrasn y asegura que «la oposición debe participar en las elecciones que sean. Pienso que una consigna útil para el pueblo sería: convirtamos las elecciones parlamentarias del 2020 en un plebiscito contra Maduro y contra la corrupción».
—¿Qué tan hipotecado el chavismo como movimiento político con Maduro en el poder?
— Soy un convencido de que la enfermedad de Hugo Chávez fue sembrada y ese es un tema que discutí con el propio comandante quien estuvo de acuerdo conmigo. Hasta lo discutió frente a las cámaras de TV. Para eso son muy pocos los países que tienen esa tecnología de manera que es relativamente fácil establecer una hipótesis para iniciar la investigación. Por otra parte, era necesario contar con alguna ayuda interna, muy cercana al Presidente y que, además, posteriormente, haya demostrado con su comportamiento que fácilmente se habría prestado para ello.
El Presidente Maduro a pocos meses de la muerte de Chávez anunció que estaba convencido de que Chávez fue asesinado para anunciar (otro anuncio presidencial): “Algún día lo vamos a investigar” pero hasta ahora no ha habido más nada (¿se estará esperando a que las pruebas se hagan más evidentes en los restos?).
Hoy en día se está llevando a cabo el asesinato político de Hugo Chávez cuando todo lo que él planteaba acerca de democracia, de compromiso con el pueblo, de soberanía y de socialismo se tuerce completamente y se hace a su nombre y a nombre del socialismo. Se trata del asesinato político ya no del hombre, que siempre es prescindible, sino de la idea. Se trata de que los pueblos del mundo que vieron en las ideas de Chávez una rendija de redención, ahora, por obra y gracia de los que detentan el poder en Venezuela, lo que ven es una gran frustración, a nombre del socialismo y a nombre de Chávez. Por todo esto no puedo estar de acuerdo en que “Madurismo” o como quiera que se denomine lo que hoy está pasando, se confunda con chavismo y mucho menos con socialismo.
—La inmensa mayoría de los venezolanos apuesta por una salida negociada al actual estado de cosas, ¿por qué desde el chavismo o el Psuv no se produce la presión necesaria para que aguas abajo se logre una negociación definitiva?
— Lamentablemente del Psuv original, donde existía la democracia como lo quería Chávez, (por ejemplo los miembros de la Dirección Nacional se elegían por votación directa de la militancia cosa que se eliminó después de la muerte del Comandante), de ese Psuv ya no queda nada. La militancia honesta que sí existe, en buena medida, se encuentra derrotada, dispersa, sin rumbo y siendo sometida a mecanismos muy severos de control social y presiones mediante el uso de diversos mecanismos como las bolsas Clap, los bonos, los perniles, la asignación de tareas con remuneraciones de subsistencia, etc.
Hay una clara diferenciación de los dirigentes y de los militantes: los primeros beneficiándose del poder y los segundos, sufriendo igual que el resto de los venezolanos, con una apatía cómplice.
—La mayoría de los analistas, la oposición misma, confiaba en una división en el chavismo, especialmente después de tanta turbulencia, ¿Qué ha pasado, la voz disidente del denominado “chavismo crítico” cuánto ha podido avanzar aguas abajo? ¿Cuántos chavismos existen, si hay más de uno…
— No existe tal cosa como un “chavismo crítico” en términos orgánicos. Hay, lamentablemente, una gran dispersión. Obviamente, la muerte de Chávez hizo aflorar las contradicciones internas que él era capaz de controlar, incluso los procesos de corrupción que se gestaban: Pdvsa, Corpolec, Cadivi, alimentos, contrato de todo tipo, Poder Judicial, etc., etc., desatados luego abiertamente con Maduro.
De tal manera que tratar de construir a partir de esos graves elementos de corrupción, una opción como la que la Patria necesita hoy, necesariamente conduciría al desastre. Creo que, por el lado del chavismo, por el lado de la militancia honesta que existe, se debe empezar. Allí hay una cantera importante y, a partir de allí, convocar a la gran mayoría de los venezolanos que creen que una Venezuela distinta: soberana, democrática, honesta, con espacio para todos, es posible. No creo en soluciones por arriba (acuerdos de cúpulas para repartirse el poder) al viejo estilo de lo que Hugo Chávez denominaba la Cuarta República.
—Usted acompañó siempre a Chávez, ¿en qué está el proyecto político del 2012 a la actualidad? Para quienes aseguran que el actual estado de cosas del país se incubó, incluso antes de la llegada de Maduro al poder, ¿hasta dónde llega un ejercicio de autocrítica suya, si lo hace?
— Tal como he tratado de expresar en las respuestas anteriores, creo firmemente que el Proyecto de Chávez fue implosionado, fue derrotado desde adentro. Los factores que lo hicieron estuvieron presentes casi todo el tiempo y, aunque por verdadera lealtad a un proyecto, a una idea, fui responsable de la salida de al menos tres ministros, que no voy a mencionar, es posible que mi presión hacia Chávez no haya sido suficiente para que la limpieza necesaria haya sido más completa, especialmente cuando él ya se encontraba afectado por el cáncer que es cuando más necesitaba de esa protección. Ese es un sentimiento que siempre llevo conmigo.
—El grupo de exministros de Chávez y que de alguna manera se han distanciado del madurismo llegaron hasta a reunirse con Juan Guaidó, ¿cómo es ese pase de frío a calor tan súbito, políticamente?
— En primer lugar, no se trata de un pase de frío a calor porque para mí, Maduro es tan de derecha como Guaidó y las acciones antinacionales, entreguistas y represivas con el pueblo, de este gobierno, así lo demuestran. Ellos representan sectores en pugna del capital internacional que pretenden apoderarse de los recursos naturales, de la renta y del mercado.
Cuando el grupo de compañeros de la Plataforma en Defensa de la Constitución fuimos a reunirnos con Juan Guaidó, lo hicimos porque tres emisarios personales de él nos lo pidieron y nos habíamos impuesto la tarea de evitar una guerra y una invasión; así se lo hicimos saber a Guaidó y lo informamos a la salida de la reunión. De la misma manera, y con el mismo objetivo, llevamos cartas a Miraflores pidiendo reunirnos con Nicolás Maduro, pero las comunicaciones ni siquiera fueron aceptadas por los funcionarios de guardia.
—Desde su punto de vista, y conociendo como conoce a los liderazgos actuales del Gobierno, ¿por qué han naufragado las negociaciones, qué ha faltado? El sacerdote José Virtuoso nos dijo que la oportunidad de Noruega y Barbados era la ideal…
— Coincido en que, dadas las circunstancias, en ese propósito de evitar la guerra y la invasión, la oportunidad de Noruega y Barbados era la ideal. Esto es, si los participantes estaban interesados. Creo, sin embargo que este no era el caso. Por un lado, Guaidó, representando los intereses de los Estados Unidos, siempre planteó la “salida” de la intervención militar y esa era su política; por el otro, la intención de Maduro era simplemente ganar tiempo. De allí que, si se analiza el comportamiento de ambos bandos, encontramos que cuando ya se anunciaba un desenlace “aceptable” alguno de los dos se retiraba: actuaban muy similarmente para sabotear cualquier acuerdo.
—La oposición nunca reconoció a la ANC, el Gobierno de Maduro define como un “disparate” a la autojuramentación de Guaidó, la Asamblea, dice el TSJ está en “desacato”, en el exilio hay dos “TSJ” más, No le parece “demasiado dibujo libre constitucional”?
— Simplemente ambos están obedeciendo a intereses extraños y subalternos; no al interés de la Patria. Están en proceso de disolución de la República; están acabando con todas las instituciones y en eso son también cómplices.
—¿Cree posible que de cara al 2020 haya un acuerdo político? ¿El CNE está sobre la mesa y no se vislumbra un acuerdo, todavía, en un escenario en el que el TSJ termine escogiéndolo, En una entrevista Luis Vicente León nos dijo que nunca se conseguirán condiciones electorales óptimas, ¿qué debe hacer la oposición, participar o no en unas parlamentarias, por ejemplo?
— Los grandes intereses capitalistas en pugna, que manejan los hilos de esta trama, al final siempre terminan poniéndose de acuerdo. Las guerras mundiales del siglo XX son un ejemplo de ello: los consorcios industriales-financieros que participaron en esas guerras a pesar de la destrucción casi total de sus países, son hoy muy grandes y poderosas empresas del “nuevo orden”. Eso mismo creo que pasaría aquí y de hecho ya está pasando: cada vez son mayores las alianzas en materia petrolera y minera de empresas del Estado venezolano con los más grandes intereses financieros que se lucraron en la Cuarta República. La pregunta es si ocurrirá antes o después de una matazón.
Por otra parte, creo que la oposición debe participar en las elecciones que sean. Pienso que una consigna útil para el pueblo sería: convirtamos las elecciones parlamentarias del 2020 en un plebiscito contra Maduro y contra la corrupción: Vota por quien tú quieras, pero vota contra la corrupción y contra Maduro
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