El negro y el blanco son los colores que marcan el traje que lucirá la Divina Pastora en su visita 164 a Barquisimeto.
Tonos que representan la sencillez o austeridad y la pureza del alma que debe tener todo cristiano para alcanzar el reino de Dios, y que evoca el hábito de los Hermanos de La Salle, congregación encargada de su elaboración para conmemorar los 300 años de canonización de San Juan Bautista de La Salle, patrono de los educadores, e institución precursora de la educación católica en Venezuela.
Durante nueve meses de trabajo, un equipo de devotos del Colegio La Salle en Barquisimeto, que prefiere el anonimato, cuidó cada detalle a lo largo de 15 metros de tela importada desde la India, con la colaboración de exalumnos que viven en el exterior.
Consta de una sotana negra, color que representa la humildad y el servicio a Dios, y una blusa blanca de raso y blonda, alegórica a la Francia del siglo XIII, por ser este el país donde nació San Juan Bautista de La Salle.
Tiene una pechera (Rabat), una especie de collar de dos piezas colocada sobre la sotana, y una falda de terciopelo negro, bordada con cristales checos, que simboliza la misericordia de Cristo. También la integra un delantal, color blanco perla, bordado con 300 cristales de swarovski, en tono verde esmeralda. El día de la procesión, le será colocado un ancla de 15 centímetros de oro, que es sinónimo de esperanza, como el pasaje bíblico que dice que Cristo evita el «naufragio espiritual».
Lo más llamativo es el manto, «signo de fe», pintado a mano, con la técnica del falso vitral por un destacado pintor de Sarare. Lo integra el emblema de la Congregación, que es una estrella de cinco puntas sobre un escudo azul, adornado con las banderas de Francia y Venezuela, más imágenes alegóricas de los cinco continentes donde hay instituciones lasallistas.
El traje del niño Jesús, es de terciopelo negro con encajes dorados de hilos de oro, y lleva una capa pequeña sobre los hombros. Autoridades eclesiásticas explicaron que se asemeja a la indumentaria de los monarcas franceses, para indicar que Dios es el centro de todo, «el padre eterno y el príncipe de paz».
Para la peregrinación del 14 de enero, la Arquidiócesis realizará la «Ruta de la Vida y el Amor», que busca preparar a la feligresía a cumplir los 10 mandamientos. «La recuperación de Venezuela pasa por la recuperación de nosotros, y Jesús es el mejor camino», indicó Víctor Hugo Basabe, administrador apostólico.