Se acaban de cumplir 50 años de un sorpresivo acontecimiento sindical en Venezuela. Después de 15 días de duro y continuo combate, culminó exitosamente la primera huelga nacional del magisterio. Para aquel momento, los maestros estábamos legalmente desamparados, porque carecíamos de los derechos sindicales pertinentes, con los cuales defendernos de las graves consecuencias que pueden derivarse de un conflicto huelgario sin fundamento legal.
Sin embargo, la unidad real y monolítica de los educadores, su indoblegable valentía y el apoyo masivo y activo de los padres y representantes del alumnado nacional, así como el respaldo moral de los universitarios, la Iglesia, el sector empresarial y la solidaridad orgánica de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), hicieron posible una victoria que resultó humillante para el gobierno del Dr. Rafael Caldera, cuya soberbia contribuyó a la radicalización del combate.
Se habla de unidad auténticamente real, porque un solo organismo gremial, la Federación Venezolana de Maestros (FVM), asumió la conducción de la huelga. A este ente sin facultades sindicales se nucleó más del 90% de todos los educadores del país. Este hecho, que resultó el más importante durante la confrontación obrero-patronal respectiva, fue una especie de incentivo para el logro de los otros apoyos; a esto se sumó, como efecto determinante, la valentía de los maestros. Ellos le dieron más relevancia a su dignidad como ciudadanos y profesionales, que a todas las arbitrariedades, amenazas y atropellos del gobierno.
Esa gloriosa victoria de los educadores venezolanos, marcó para siempre al Dr. Rafael Caldera como gobernante; su derrota selló de antemano el revés de su candidato predilecto en las elecciones presidenciales de 1973, porque la imagen del mandatario se tornó repugnante, dada su terquedad en negarle un merecido aumento salarial al magisterio. Vale afirmarlo con mucho orgullo, que a partir de esa hazaña sindical de hecho, y por muchos años más, los maestros se convirtieron en el sector laboral más respetable del país, lo cual permitió, además de muchos logros reivindicativos, la conquista de todos los derechos sindicales.
Lamentablemente, luego los partidos políticos se empeñaron en dividir al magisterio y alcanzaron su objetivo. Hoy, en vez de una federación de educadores, hay ocho o nueve, con sus respectivos sindicatos regionales. Para que se entienda mejor: cada sindicato magisterial pasó a ser un comité partidista. Resultado: casi todas las conquistas sindicales y reivindicativas se perdieron. En este momento los maestros activos y jubilados, somos los trabajadores que padecemos más intensamente la tragedia venezolana. Incluso, un buen porcentaje de maestros ha huido del país. ¿Se puede repetir la hazaña de 1969? ¡Claro que sí, pero cuando se logren las mismas condiciones de entonces!
Antonio Urdaneta Aguirre / urdaneta.antonio@gmail.com / @UrdanetaAguirre