En un acto televisado este miércoles, Nicolás Maduro aseguró que la Comisión de Administración de Divisas (Cadivi), no volvería “más nunca”. Cadivi, un cuello de botella que controlaba la venta de divisas por parte del Estado y que generó un foco de corrupción de cientos de miles de millones de dólares, fue el invento de Hugo Chávez para controlar la economía en pleno boom de los precios del petróleo. Nicolás Maduro desmontó los controles desde que se agudizó la crisis en Venezuela, y ha virado no muy discretamente a una apertura económica con dolarización de facto.
Al mandatario socialista Nicolás Maduro, quien se confiesa el “hijo” de Hugo Chávez, no le importa mucho el qué dirán. No en vano ignora las severas críticas de sectores del “chavismo originario”, quienes lo acusan de una “desviación” del modelo implantado por su fallecido antecesor, que en su día, ejecutó un agudo control de todo el aparato productivo, de las divisas, de los precios, de las empresas, de las tierras, de la política monetaria y fiscal, y por añadidura, del otrora autónomo Banco Central de Venezuela (BCV).
Atrás quedaron los tiempos del “millardito” que Chávez le pidió (exigió) al BCV. Atrás quedaron los controles. Tras cinco años de caída del Producto Interno Bruto y dos años de hiperinflación, Maduro prefirió el desmontaje paulatino y no muy discreto del modelo chavista: acabó con los controles de precios y de cambio, y permitió una dolarización de facto. El 50% de las transacciones en Venezuela se realizan en dólares, según estimaciones de firmas independientes. Se han multiplicado los bodegones con productos importados, accesibles solamente para un diminuto estrato del país.
Por otra parte, el Ejecutivo ha reconocido tácitamente que la monetización del déficit fiscal es responsable de la inflación. De allí que haya ordenado una agresiva política monetaria contractiva a través del incremento del encaje legal (57 puntos) y del encaje legal sobre reservas marginales (100%), provocando una caída del consumo privado y una peligrosa crisis de liquidez en la banca, que ha llevado la tasa overnight a niveles históricos cercanos a mil por ciento. De hecho, el ritmo hiperinflacionario se ha desacelerado en los últimos meses, según ha reconocido la Asamblea Nacional, controlada en dos tercios por la oposición. Una desaceleración a costa del castigo al consumo, y de más pobreza.
“Cadivi no volverá más nunca, ahora vamos a un modelo de autogestión, de todo el país, ganar-ganar; ahora lo que viene es un proceso de ganancias compartidas y expansión económica sostenida”, dijo Maduro en el acto transmitido por Venezolana de Televisión, en compañía de su esposa, Cilia Flores, una de las piezas principales del ajedrez del poder.
El Cooperante