El Roland Garros, segundo Grand Slam del año y torneo más importante de la temporada de Arcilla, ha dejado de ser el único Grand Slam «sin techo» tras haberse acabado las obras del techo retráctil de su cancha central, la Philippe Chatrier, en las que fueron invertidos más de dos años de trabajos.
El comité organizador del torneo mostró el resultado, que en apenas 15 minutos permitirá cubrir el recinto en caso de lluvia.
El techo retráctil está compuesto de once «alas» de 330 toneladas cada una. Cada ala está dividida en siete estructuras de 15 metros de largo y tres de alto.
Su fabricación tuvo lugar en un taller de la región de Venecia y duró dos años, a los que se sumaron otros once meses para su instalación y la de los paneles acústicos, según precisó un portavoz del campeonato francés.
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