Los episodios del comportamiento del gobierno de España dejan un raro sabor a desvarío y nos advierten que el inapropiado comportamiento ético de sus principales dirigentes, ha sumido con su doble discurso una lamentable incoherencia diplomática, tanto en el caso Venezuela y en términos generales para América Latina. Un comportamiento contradictorio, que se agrava tomando en cuenta nuestros lazos históricos.
España, deja por fuera de sus acciones, la política de Estado en materia diplomática, que se le reconoció eficiente en su etapa de transición a la democracia luego de la férrea dictadura de Franco.
En América Latina, tuvo una infeliz actuación hace pocos meses en Bolivia,a la caída de Evo Morales.
Y en nuestro caso, los acontecimientos de su diplomacia, están signadas por el fracaso. Un rotundo desatino para abordar la situación envilece la capacidad para corregirse. Venezuela, es un problema internacional y no solo de la región. Muchos años definen esta naturaleza tan compleja de su particular caso, donde España, ha respondido con traspié reiterado y singular opacidad, en cada responsable para fijar y defender su posición como país importante de la CE donde ha perdido prestigio, derivado de esta ambigua posición.
En la sórdida maraña de incongruencias verbales y de actuaciones para tratar el caso de Juan Guaidò, quien en su reciente gira internacional sumó apoyos ante la contundencia de sus apuestas por una salida electoral de paz merecida, encuentra y llama la atención, el desprecio del gobierno de Sánchez, cuyo país, tiene más de 300 mil venezolanos viviendo, desde que la diáspora cruel desató su furia contra nuestros compatriotas.
Encontramos en esta conducta reiterada del gobierno español que no pasa por cierto, por su mejor momento, ante tantos desafueros, coincidencias políticas con el partido PSOE.
El jefe del gobierno de España, Pedro Sánchez, forma filas del PSOE el mismo partido de José Luis Rodríguez Zapatero, quien también ejerció tales funciones, con muy bajos resultados por cierto, en materia económica y por asomo entonces, en temas de corrupción.
Rodríguez Zapatero, lo ha develado en sus andanzas de mediador con el gobierno nacional, donde sus opiniones no tienen pudor alguno, para sustentarla ante la presión de los Medios de Comunicación. Entonces, lo sentimos en las pantallas y videos diversos; agazapado, asustadizo y peor aún; reticente.
Este mediador, recibe cuestionamientos en nuestro país sobre desmedida cobranza por sus “servicios y hasta se le implica en asociaciones de empresas que tienen que ver con el entramado de corrupción de PDVSA.
También forma parte del PSOE y como tal, se desempeñó como Embajador durante el gobierno del presidente Chávez, Rafael Morado. Se enriqueció gracias a PDVSA. Se montó en este entramado de corrupción inacabada, sin escrúpulo .La banca suiza admitió e hizo público, cifras por más de 4 millones de euros depositados en instituciones financieras del helvético país.
Morado, extendió parte de su botín a su mujer e hijo, otorgándole cuentas para disimular la vulgaridad de sus actuaciones diplomáticas, signadas por la rapiña. Resultó todo esto, un caso inédito en la historia nacional, como tantos y tantos que definen este ciclo de más de 2 décadas.
En tiempos del PSOE, y en la descalabrada España de gestión pública y fracaso diplomático contundentes, ocupa un puesto importante, José Âbalos, Ministro de Transporte y destacado dirigente del partido. Involucrado en el escándalo, del encuentro con Delcy Rodríguez en el aeropuerto de Barajas, ha sido errático en sus declaraciones y presentaciones frente a la prensa. Con impiedad, cada vez cuenta algo distinto, tributándole al hecho, nuevos ingredientes de aquella y temprana hora, de la infortunada cita el pasado enero.
Llegó luego, Pablo Iglesias, aliado actual del gobierno de Sánchez en España. Con asesorías, arponó fuertemente al gobierno venezolano en cifras que han circulado en variados medios para convertir a Unidas Podemos, en copia fiel de desafueros políticos. Quiso exportar desde Venezuela, el modelo político que le aseguró sumas significativas junto a otros miembros de su organización. Nada ha respondido que no sea el desprecio a lo nuestro.
Iglesias con baja votación popular, logra formar gobierno en aquel país, con el PSOE de Sánchez, Rodríguez Zapatero, Abalos y pare de contar. Ensimismados y desdibujados por la ineficiencia discursiva, lo observamos, interviniendo en disimiles asuntos .Nos recuerdan, su encendido verbo, basado en la descalificación a sus adversarios, las tempranas etapas de nuestro proceso revolucionario.
Sánchez, una vez en el gobierno, no ha dado apoyo suficiente y llama; líder de la oposición a Juan Guaido. Pero recién en el cargo, fue el primero como país de Europa de reconocerlo.
La desubicación histórica de España, donde se asienta la política estrecha del ojo contraído por intereses mezquinos, ha sumado la posición de EE.UU de cuestionar sus andanzas desatinadas, de escaso pensamiento. Pensamos mal, sobre Sánchez cuando recordamos la crítica de la prensa española por el supuesto y desventurado hecho de copiarse su tesis doctoral. Es la política que vivimos, es la que llaman; global.
Eneida Valerio Rodríguez