El asesinato de una niña de 7 años en el extremo sur de Ciudad de México ha atizado el enojo colectivo por la muerte de mujeres en el país, incluyendo una que fue apuñalada y desollada hace pocos días.
La procuraduría capitalina informó el lunes que las autoridades identificaron el fin de semana los restos de Fátima, quien estudiaba la primaria y desapareció el 11 de febrero. Bajo la ley mexicana los fiscales no pueden divulgar el nombre completo de una víctima.
El cuerpo de la niña fue hallado en una bolsa y abandonado en una zona rural el sábado, y fue identificado mediante pruebas genéticas. No se ha esclarecido la causa de defunción. Cinco personas han sido interrogadas en conexión con el caso, y las autoridades tienen video del momento en que una persona se la lleva.
La procuradora capitalina Ernestina Godoy dijo que el homicidio de la niña no quedará impune. La investigación se enfoca en identificar a la mujer que se aleja de la escuela con ella, según se aprecia en el video.
Guillermo Antón Godínez, abuelo de la pequeña, dijo el lunes que su hija llegó a la escuela 15 o 20 minutos después de que la mujer se llevó a la niña. Su nieta salió del plantel vestida con su uniforme, pero la mujer le colocó una camiseta y pantalones deportivos, ambos de color verde, agregó.
En un principio le dijeron a su hija que las autoridades no podían iniciar la búsqueda en las primeras 72 horas después de su desaparición, señaló. Sin embargo, la procuraduría indicó que se emitió una alerta amber por la desaparición de la niña el mismo día en que los parientes reportaron que no estaba.
El portavoz de la procuraduría Ulises Lara ofreció una recompensa equivalente a cerca de 100.000 dólares por cualquier información que ayude a dar con el paradero de la persona que recogió a la niña a la salida de la escuela.
La jefa de gobierno de la ciudad, Claudia Sheinbaum, acompañó personalmente a la madre de la niña a realizar los trámites necesarios para recoger el cuerpo de su hija. “Vamos a acompañar a la familia y tiene que haber justicia”, dijo la funcionaria.
Por su parte, Maria Magdalena Antón, madre de la menor, se veía enojada e indignada afuera de las oficinas de la procuraduría. “Se tiene que hacer justicia, por la mía y por todas las mujeres”, afirmó.
Dijo que los investigadores hicieron que la familia esperara durante horas y que atravesara la ciudad para siquiera poder levantar un reporte de persona desaparecida. Otros familiares acusaron a la policía de no actuar con rapidez.
“Pudo haber sido encontrada con vida, pero nadie nos hizo caso”, dijo Sonia López, tía de la pequeña.
López señaló también que desde hace tiempo había cuestionamientos sobre la capacidad de la madre para cuidar a sus hijos, pero que las agencias de salud y asistencia social de la ciudad no les habían ayudado.
Posteriormente, familiares y amigos se reunieron para velar a la niña en la casa de la familia.
Muchos familiares y comentaristas pidieron cambios urgentes a los protocolos de seguridad en escuelas primarias. En las escuelas públicas de zonas urbanas de México, los niños simplemente salen a la calle después de clases. Aunque con frecuencia sus padres los esperan afuera, no es responsabilidad de la escuela asegurarse de que alguien autorizado los recogerá.
El crimen ocurre apenas dos días después de que fuera asesinada Ingrid Escamilla, una joven de Ciudad de México, presuntamente por su novio.
El hombre, quien está arrestado y según la policía confesó haber matado a Escamilla con un cuchillo, mutiló el cuerpo y lanzó parte del mismo por una alcantarilla.
La indignación pública se agravó luego que la prensa local publicó espeluznantes fotografías, al parecer filtradas por la policía, del cuerpo desollado.
“Da rabia cómo asesinaron a Ingrid, cómo los medios exhibieron su cuerpo”, leyó una joven manifestante el viernes.
La Secretaría de Gobernación señaló en un comunicado el lunes por la tarde que los medios de comunicación no deberían publicar detalles personales ni imágenes de niños relacionadas con un delito, ya sea que sean los autores, las víctimas o testigos.
La capital mexicana ha registrado varias manifestaciones por los feminicidios en los últimos meses, y en algunas de ellas los participantes han vandalizado monumentos y otros inmuebles.
Los asesinatos se han convertido en un desafío político para el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha dicho que las protestas en contra de la violencia son un intento de desviar la atención de sus programas sociales.
La semana pasada, el mandatario mostró escasa paciencia hacia quienes le increpaban sobre las medidas del gobierno para frenar los feminicidios.
El lunes, López Obrador defendió su gestión afirmando que “estamos trabajando para que no haya feminicidios”.
Sin embargo, criticó a quienes pintaron las puertas y paredes del Palacio Nacional durante una protesta el viernes organizada por el feminicidio de Escamilla.
AP