Cuando más ruido había, sin que estuviera claro cómo iba a actuar el Senado respecto al impeachment y todo eran especulaciones, la Administración del primer presidente sometido a un juicio político en el siglo XXI anunciaba este viernes que añadía seis países más a la lista de naciones que la Casa Blanca prohíbe la entrada en Estados Unidos. Con esta nueva directiva, Washington cierra prácticamente la puerta a la inmigración al país con mayor población de África, Nigeria. La maniobra forma parte de un intento más de frenar la inmigración legal dentro de un año electoral.
El Gobierno de Donald Trump ha argumentado que la restricción de entrada es vital para la seguridad nacional y garantiza así que los países cumplan con las medidas de seguridad. Pero los críticos dicen que las restricciones impuestas por la orden ejecutiva del presidente, que deberá de entrar en vigor el 22 de febrero, son un intento de prohibir que los musulmanes ingresen en Estados Unidos.
Además de Nigeria, las restricciones para entrar al país afectarán a Eritrea, Sudán y Tanzania. Myanmar -con los rohinyás musulmanes atrapados en el fuego cruzado- y una antigua república soviética, Kirguistán, son las otras naciones afectadas. La nueva lista llega tres años después de que el presidente Trump, en una de sus primeras decisiones al frente del país, firmara una ley que restringía la entrada a países de mayoría musulmana. La expansión de la restricción afecta a una población de unos 135 millones y suma ya un total de 13 países.
Sin embargo, este nuevo veto no supone una prohibición total como la que refrendó en 2018 el Tribunal Supremo y que afecta a siete naciones (Irán, Libia, Somalia, Siria y Yemen, junto con Venezuela y Corea del Norte. Chad fue eliminado de la lista en abril del año pasado, después de que la Casa Blanca dijera que el país mejoró las medidas de seguridad).
El País