No hay un Plan B para los Juegos Olímpicos programados para dentro de cinco meses en Tokio a pesar del brote de coronavirus en la vecina China.
“La Organización Mundial de la Salud nos ha dicho que no es necesario planear para contingencias, suspender los juegos ni trasladarlos a otro sitio”, afirmó John Coates, quien encabeza un equipo inspector del Comité Olímpico Internacional, al concluir el viernes una visita de dos días dominada por la inquietud en torno al virus, que ha infectado a casi 64.000 personas en todo el mundo y causado 1.400 muertes en China.
En Japón ha muerto una sola persona por el virus, pero cunde el temor.
Coates y los organizadores de los juegos respondieron 11 preguntas en una conferencia de prensa. Todas estuvieron relacionadas con el virus y reflejaron la preocupación que hay por la presencia de deportistas chinos en justas previas a los juegos y por la llegada de aficionados chinos.
Un periodista japonés preguntó al presidente del comité organizador Yoshiro Mori si, en vista de que se planean montar los juegos como estaba programado, habrá algún cambio en la organización como consecuencia del virus.
“No, por ahora no pensamos en eso”, respondió Mori, un exprimer ministro de Japón.
Mori, Coates y el director ejecutivo de los juegos Tohiro Muto lucieron desanimados durante una conferencia en la que tuvieron que responder una y otra vez básicamente la misma pregunta.
“Podemos confirmar que Tokio 2020 sigue su marcha como estaba planeado”, dijo Coates en su declaración inicial.
Agregó que se vigila de cerca a los deportistas chinos y expresó confianza en que podrán competir en la justa. China planea enviar unos 600 deportistas, una de las delegaciones más grandes.
Personas ajenas al movimiento olímpico dicen que nadie sabe qué rumbo puede tomar este brote de coronavirus.
“Para ser sincero, no hay garantías de que el brote estará controlado antes de los juegos, no hay bases científicas para afirmar eso”, expresó el jueves Shigeru Omi, ex director regional de la OMS y experto en enfermedades infecciosas, quien es japonés.
“No tiene sentido pronosticar cáando va a terminar esto”, agregó. “Deberíamos dar por sentado que el virus ya ha llegado a Japón. Hay que entender que los controles fronterizos no van a detener la propagación de esta enfermedad”.
La Associated Press pidió entrevistar al director del departamento médico del COI Richard Budgett, pero la solicitud fue denegada.
La magnitud de unos juegos olímpicos hace que sea muy difícil cambiar de sede o las fechas a último momento. Ya se han vendido los derechos de televisación para una fecha específica, se han vendido las entradas, hay reservas de vuelos y de hoteles, y se ha vendido mucha publicidad.
Un periodista de la agencia china Xinhua preguntó si Jack Ma, fundador de Alibaba –uno de los principales patrocinadores de los juegos–, podrá venir a Tokio en vista de que es de una de las dos provincias chinas más afectadas por el brote.
“Dependerá de dónde pase sus vacaciones antes de venir”, respondió Coates en tono de broma, en uno de los pocos momentos distendidos de la conferencia. “Todo el que venga deberá cumplir con las regulaciones de las autoridades inmigratorias japonesas”.
AP