Una sexagenaria de Ecuador fue asesinada de varios impactos de bala por un atracador, pasada la 1:30 de la tarde del sábado 1 de febrero. Los medios locales reportaron que por este crimen, ocurrido en las afueras de un centro comercial levantado en la avenida Amazonas de Quito, resulto detenido un venezolano.
Como Mariana Granja de 68 años, respondía el nombre de la víctima fatal, quien según la prensa del país, estaba por cruzar la calle con una amiga de 70 años, cuando fue interceptada por el antisocial, de 19 años. El delincuente, trató de arrebatarle su bolso y ante la negativa de Granja, se retiró del lugar.
Aunque todo pareció haber quedado normal, el hombre regresó a los minutos de intentar cometer el atraco. Esta vez, vino cargado con un arma de fuego, con el que disparó varias veces en el cuerpo a la mujer, alojándose uno de los proyectiles en la cabeza y huyó nuevamente.
Aún con vida, fue llevada hasta el hospital más cercano, pero no resistió y murió poco después, pues presentaba, traumatismo craneoencefálico.
El Comercio reseñó que el victimario de Mariana Granja tenía como nombre Adrían G., quien fue capturado por la policía diez minutos después de cometer el crimen. “El sospechoso había tomado un taxi y fue interceptado en la avenida 10 de Agosto y Colón. Llevaba un revólver, dos balas, tres casquillos y prendas de vestir”, fueron los primeros reportes policiales.
Los agentes policiales siguen investigando el caso para corroborar si hay más involucrados en el hecho, presumiendo el robo como móvil.
Piden que se agilicen las investigaciones
Diego Salazar, cuñado de la víctima, pidió a la Policía que realice las investigaciones pertinentes y dijo que los hijos de Granja iniciarán las acciones legales.
“Cómo es posible que a la 13:00 en la esquina más importante de Quito ocurra un ataque tan voraz como ha ocurrido, son 5 tiros que realizan estos maleantes (…)”, expresó a El Comercio de Ecuador.
“Yo creo que la Policía debe cuestionarse a quién cuida, si autos o a personas, yo creo que la sociedad debe entender hasta qué punto las migraciones necesitan una tarjeta blanca y no amerita una selección previa”, agregó a ese medio.
Condena podría ser de 22 a 26 años de prisión
Un juez peruano dictaminó este domingo 2 de febrero, la prisión preventiva para el venezolano acusado de la muerte de una señora, por no poder robarle su cartera, citó El Telégrafo, en su sitio web.
“El presunto responsable de la muerte de una mujer de la tercera edad en los exteriores de un centro comercial de Quito recibió una orden de prisión preventiva, según informó este domingo 2 de febrero de 2020 la Fiscalía General del Estado”, añadió.
El citado portal señala que el juez Ignacio Merchán acogió los elementos presentados por la Fiscalía para abrir una instrucción fiscal por el delito de asesinato. Por cometer este crimen, en el que la víctima se encuentra en estado indefensión, inferioridad o hay aprovechamiento de su situación, la pena es de 22 a 26 años, según el artículo 140 del Código Orgánico Integral Penal.
Aunque El Telégrafo explicó que que el implicado disparó contra la señora antes de montarse en una motocicleta y escapar con dirección sur, el reporte de la Fiscalía señala que el delincuente se bajó en la avenida Eloy Alfaro y tomó un taxi para confundir a la Policía. Sin embargo, el Grupo de Operaciones Motorizadas detuvo al vehículo en la Avenida 10 de Agosto y Colón.
El fiscal Carlos Bastida presentó durante la audiencia de formulación de cargos un total de 15 elementos para responsabilizar a Adrián G. por el asesinato. Las pruebas con las que contó el fiscal fueron los testimonios de testigos presenciales, del taxista y del agente policial que estaba fuera de servicio en el lugar de los hechos, quien alertó al ECU911 sobre lo ocurrido.
“Adrían G. tenía el arma en su poder al momento de ser detenido por la policía. En la audiencia se acogió a su derecho al silencio”.
En el sitio web de El Comercio, la periodista Sara Ortiz reseñó este 2-F que Mariana trabajó 15 años como voluntaria en la Fundación Cecilia Rivadeneira.
“Era quien acompañaba a los niños con cáncer a sus terapias y quien consolaba a las madres que perdían a sus hijos en la batalla; era formadora de voluntarios y participaba de todas las colectas públicas, juegos, viajes y cualquier iniciativa que implicara servir a los demás”, reseñó.
“Su muerte es una tragedia para la Fundación”, señaló Wilson Merino, presidente de la agrupación civil.
El Periódico de Monagas