El fin de la tiranía. Por Luis Orozco (@LForzko)

Una vez que la tiranía socialista de Venezuela pase a ser un trauma del pasado, la historia recordará como el principio del fin el golpe de estado a la Asamblea Nacional y la creación de la ilegítima Asamblea Constituyente.

Luego de varias páginas, se determinará como el último clavo de su ataúd la acusación formal de narcoterrorismo por parte del Departamento de Justicia norteamericano. La acción que eventualmente desembocaría en los eventos que le darían punto y final a más de dos décadas de chavismo.

Tal como había señalado en mi artículo del 12 de Marzo, la crisis del coronavirus sería un elemento que ralentizaría o aceleraría las acciones de los actores internacionales en contra de la tiranía de Nicolas Maduro, tomando en cuenta que si bien esta pandemia ha sido lo suficientemente catastrófica e inédita como para limitar el accionar de los Estados Unidos, simultáneamente ha posicionado al chavismo en la situación más débil de su historia.

Después de todo, de la misma manera en que esta crisis del coronavirus limitaba el accionar norteamericano, también dejaba a la tiranía sin el cobijo de sus aliados, al verse estos imposibilitados de  continuar prestando ayuda política o financiera. 

Es decir, esta pandemia dejaba al chavismo en un contexto en el que no solo quedarían a su suerte, sino también con la imposibilidad de continuar financiándose con el petróleo, el oro, o la cocaína. Todo esto ante el más absoluto desamparo geopolítico, en medio de una pandemia cuyo nivel de destrucción que dejará en Venezuela aún falta por verse.

El momento que eligió la administración de Donald Trump para oficializar la condición de narco régimen e incluso ponerle precio a las cabezas de Nicolás Maduro y los jerarcas del chavismo no podía ser mejor. Y es que además de la posición de extrema debilidad por causa del coronavirus, las acusaciones formales vendrían seis días luego de que Luis Almagro fuese reelegido como Secretario General de la OEA.

Se trata de una acusación cuyo precedente más cercano y similar fue el realizado por la administración de George H.W. Bush en contra del para ese entonces  dictador panameño Manuel Noriega. Hecho funesto que el fiscal estadounidense William Barr recordaría en su alocución.

¿Invasión inminente?

Todo esto lleva a la pregunta que numerosos medios de comunicación y analistas políticos se hacen en este momento: ¿Habrá finalmente una invasión por parte de los Estados Unidos para derrocar a Maduro?

Si bien hoy en día parece menos descartable que nunca, lo cierto es que estas acciones aseguran el final de una tiranía que no necesariamente se verá borrada por una operación bélica en su contra.

Con estas acciones, la posibilidad de una salida no violenta o cuyo desarrollo sea exclusivamente a nivel interno se antojan como las más probables, tomando en cuenta que las acusaciones (junto al precio por captura) destruyen la unión monolítica entre las Fuerzas Armadas y el ejecutivo.

De ahora en adelante, la crisis interna de la tiranía llegará a tal punto que las traiciones, las sospechas e incluso los backchannels podrían ser el nuevo denominador común dentro de un chavismo en el que muchos de sus miembros podrían optar por la negociación con los norteamericanos para salvar sus pellejos.

Incluso, estas acciones destruyen la posibilidad de que la oposición colaboracionista protegiese a la tiranía con más claudicaciones, llamadas al diálogo, e intentos de legitimar a Maduro.

De hecho, las acusaciones por parte de Estados Unidos retratan a aquellos políticos de la oposición que han jugado a favor de la tiranía durante los últimos años y especialmente en las últimas semanas. Políticos proclives a la cohabitación que ahora intentarán blanquear su imagen simulando no saber nada sobre las conexiones del chavismo con el narcotráfico. Políticos que, al igual que el chavismo, también corren riesgo de desaparecer políticamente.

Y es que dentro de todo lo que genera la decisión del Departamento de Justicia, lo más determinante es la manera en que revelará el verdadero rostro no solo de numerosos políticos opositores sino también de determinadas figuras de la comunidad internacional que, bajo la apariencia palomas diplomáticas opositoras a Maduro, han obstaculizado los planes de la administración Trump para conseguir el tan ansiado cambio de régimen.

Es precisamente este detalle lo que más daño le hace al chavismo. 

Porque de la misma forma en que se determinará el golpe de estado a la Asamblea Nacional como el principio del fin, se recordará que uno de los elementos que explican la permanencia tan larga de la tiranía socialista en el poder fue la protección suministrada por parte de la facción colaboracionista tanto dentro de la oposición venezolana como de los países y gobernantes en teoría anti-chavistas.

La decisión del Departamento de Justicia representa un golpe mortal contra el grupo de contacto, el grupo de Lima, y la posibilidad de unas elecciones negociadas o algún préstamo por parte del FMI.

Al fin y al cabo, solo un suicida podría querer negociar con narcotraficantes solicitados por la justicia estadounidense.

Porque desde el 26 de Marzo del año 2020, la tiranía socialista dejó de ser solo una tiranía socialista. 

Desde ese día pasó a ser también (oficialmente) una organización narcotraficante y terrorista.

Luis Orozco  / @LForzko

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...