India está agregando recursos para la lucha contra el coronavirus al confiscar hospitales privados para tratar a los enfermos y al convertir vagones de trenes y un autódromo en instalaciones de cuarentena.
Las medidas fueron tomadas luego que un confinamiento nacional anunciado la semana pasada por el primer ministro Narendra Modi ocasionó un éxodo masivo de migrantes de las ciudades a sus aldeas, en muchos casos sin agua ni comida, suscitando temores de que el virus llegue al campo donde escasean las instalaciones médicas.
India tiene más de 1.000 enfermos del coronavirus y 29 muertes.
Los expertos estiman que el contagio de la enfermedad es inevitable en la India debido su alta densidad poblacional y a que muchos habitantes carecen de necesidades básicas como agua potable.
Ante la debilidad del sistema de salud de la India, algunos gobiernos provinciales han pedido a fábricas de licores y cerveza que se dediquen a producir desinfectante de manos. Diseñadores, grupos benéficos e incluso presos en las cárceles se han hecho voluntarios para elaborar máscaras y otros equipos protectores.
En promedio India tiene menos de un médico y tres enfermeros por cada 1.000 habitantes, lo recomendado por la Organización Mundial de la Salud. La mayoría de los servicios están disponibles en el sector médico privado, inaccesible para la mayoría pobre del país.
“Los grandes hospitales municipales de la India están en condiciones de lidiar con el aumento en los casos del virus”, explicó T. Sundararama, un experto de salud pública en la India, “pero no se puede decir lo mismo de los hospitales distritales en las zonas rurales, con la excepción de ciertos estados que tienen buenos sistemas de atención médica”.
El lunes, el Consejo de Investigaciones Médicas de la India afirmó que el país ha realizado 38.442 pruebas de coronavirus, en un país de 1.300 millones de habitantes.
“Seguimos estando a menos del 30% de nuestra capacidad de realizar pruebas”, indicó el doctor Raman R. Gangakhedkar, uno de los miembros del consejo médico.
La necesidad de apoyo popular a medidas más estrictas contra el virus se ha hecho patente en momentos en que líderes opositores, analistas y expertos en medicina advierten que el gobierno fue tomado de sorpresa.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, hasta el lunes había unas 738.000 personas infectadas de coronavirus en todo el mundo y 35.000 muertos.
En la mayoría de los pacientes, la COVID-19 causa síntomas leves o moderados como fiebre y tos, que duran unas pocas semanas. Pero otros, especialmente ancianos y personas con problemas médicos previos, pueden morir o sufrir complicaciones graves como neumonía.
AP