Intensifican búsqueda de desaparecidos tras letales temporales en el sudeste de Brasil

Voluntarios y bomberos intensificaron el miércoles las labores de rescate en comunidades del litoral de Sao Paulo reducidas a escombros y barro por los temporales que dejaron por lo menos 24 muertos y casi treinta desaparecidos en menos de dos días.

En las últimas semanas, las inusuales precipitaciones han dejado más de cien muertos y miles de desalojados en los cuatro estados del sudeste de Brasil (Minas Gerais, Sao Paulo, Rio de Janeiro y Espirito Santo), reseñó AFP.

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Los especialistas explican que esos fenómenos extremos se originan en nuevos patrones climáticos, pero que se ven agravados por la urbanización caótica en amplias franjas de la región más rica y poblada del país.

Las imágenes de inundaciones y deslaves encabezan los noticiarios.

En el cerro Barreira de Joao Guarda, en Guarujá, en el interior de Sao Paulo, decenas de personas retiraban troncos de árboles y barro con palas o incluso con las manos en busca de sobrevivientes. Donde antes había unas cuarenta casas ahora sólo hay escombros, utensilios de cocina, electrodomésticos destruidos y otros retazos de vida doméstica.

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Yago de Sousa Nunes, de 24 años, corría de un lugar a otro, frenético, abrazando la esperanza de encontrar con vida a su madre, su padrastro y su cuñada sepultados en este cerro.

«Varias veces la alcaldía vino aquí, sabían que era una zona de riesgo y que esta semana iba a caer esa cantidad de agua, pero no hicieron nada para retirar a la población», se indigna el joven, que estaba trabajando en la vecina localidad de Santos en el momento de la tragedia.

Los bomberos estiman que aún hay unas 20 personas sepultadas. Los vecinos aseguran que el número es mayor.

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Eventos extremos

La formación de un cinturón de nubes en el centro del país y la ausencia de fenómenos como El Niño y la Niña, que reducen el volumen de las precipitaciones y elevan la temperatura, permitió que las lluvias que entran por el sur actuasen en el sureste, explica Andrea Ramos, del Instituto Nacional de Meteorología (Inmet).

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Los temporales son esperados en la estación estival, pero se observa «un aumento de eventos extremos, por ejemplo cuando la lluvia que debía caer, digamos, en tres días, cae en menos de 24 horas», explicó Ramos a la AFP, sin vincular directamente ese fenómeno al cambio climático, por falta estudios detallados.

«Tuvimos en este verano dos promedios más extremos. La primera mitad de la estación fue más seca» pero «a mediados de enero comenzó una muy lluviosa», dice Marcelo Seluchi, del Centro de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden).

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«El planeta se está calentando, es indudable. Tenemos en el planeta más humedad que 50 o 100 años atrás, lo que significa que aunque los sistemas meteorológicos sean los mismos, hoy tienen más potencia para causar lluvias», comenta.

Ambos especialistas coinciden en que el crecimiento de las ciudades y la acción humana impactan en el ambiente y, en consecuencia, en el clima.

«El aumento de la población y el crecimiento de las ciudades significa que reemplazamos la vegetación por cemento y aquí viene un problema muy antiguo de Brasil: hay muchas construcciones en lugares de riesgo», dijo Seluchi.

Más de la mitad de la población de las capitales de Rio, Sao Paulo, Espirito Santo y Minas Gerais está en zonas de riesgo y 80% de ese total «son de vulnerabilidad alta o muy alta, viven en casas muy precarias, con densidad de población elevada y alto porcentaje de niños y ancianos», agregó.

Problema habitacional

Seluchi sostiene que Brasil «avanzó bastante en vigilancia y envío de alertas», aunque el tamaño de la población en zonas de riesgo dificulta la evacuación de las mismas. «También ocurre que no todos reciben las alertas y otros no las respetan por falta de educación o miedo a que sus casas sean saqueadas. El tema habitacional es muy complejo», afirma.

El alcalde de Rio de Janeiro, Marcelo Crivella, desató indignación al afirmar el domingo, mientras intensas lluvias caían en la región dejando cinco muertos, que «a la gente le gusta vivir allí cerca [de zonas de riesgo] porque gastan menos caños» para deshacerse de los excrementos y la orina.

Henrique Evers, del Instituto de Investigación WRI Brasil, explica que el costo de la vivienda en las ciudades, inaccesible para muchos, es lo que provoca la construcción en áreas que no deberían ser ocupadas.

«Planos habitacionales para poblaciones más vulnerables en áreas próximas a los servicios urbanos son una de las principales formas para lidiar con este desafío», dice Evers.

Mezclar infraestructura tradicional con soluciones «verdes y azules» es una alternativa que Evers considera importante.

Consultado sobre si estos elementos están siendo incorporados a la planificación urbana de Brasil, Evers hace una pausa y opina que a pesar de ver algunas iniciativas municipales y privadas en esa dirección, «Brasil aún tiene un largo camino por recorrer».

AFP

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