Un segundo paciente en el mundo se curó del VIH, el virus del sida, tras haberse sometido a un trasplante de células madre, indicaron este 10 de marzo sus médicos, al no detectar ningún rastro de la infección 30 meses después de haber abandonado el tratamiento tradicional.
El llamado «paciente de Londres», un enfermo de cáncer originario de Venezuela, copó las portadas de los medios de comunicación el año pasado cuando investigadores de la Universidad de Cambridge anunciaron no haber detectado en su sangre ningún rastro del virus que causa el sida durante 18 meses.
Según destaca AFP, el profesor Ravindra Gupta, autor principal del estudio publicado este 10 de marzo en la revista The Lancet HIV, indicó que los nuevos resultados son «todavía más determinantes».
«Buscamos en un número considerable de lugares en donde el VIH le gusta esconderse y prácticamente todos eran negativos», salvo algunos restos «fósiles» del virus no activo, explicó Gupta. «Es difícil imaginar que se eliminen todos los restos de un virus que infecta a miles de millones de células», añadió.
Por ello, «sugerimos que nuestros resultados representan una curación del VIH», escribieron los autores del estudio.
Como el «paciente de Berlín», el estadounidense Timothy Ray Brown considerado curado en 2011, el de Londres se sometió a un trasplante de médula ósea para tratar un cáncer de sangre. Recibió así células madre de donantes portadores de una mutación genética rara que impide al VIH implantarse, el CCR5.
El hecho de que la curación del primer paciente permaneciera aislada durante casi diez años hacía pensar a algunos expertos que se trataba solo de un golpe de suerte.
«Nuestras conclusiones muestran que el éxito del trasplante de células madre como tratamiento del VIH (…) puede reproducirse», estiman los investigadores.
«Otros pacientes se sometieron a un tratamiento similar, pero ningún ha ido tan lejos en la remisión (…) Seguramente habrá otros (casos), pero tomará su tiempo», según Gupta.
Entretanto, el paciente de Londres decidió revelar esta semana su identidad en una entrevista con el New York Times. «Quiero ser embajador de esperanza», explicó el venezolano Adam Castillejo, de 40 años de edad, que creció en Caracas.
Su padre era de ascendencia española y holandesa. Era piloto de una empresa de ecoturismo.
Sus padres se divorciaron cuando era joven, por lo que fue criado principalmente por su madre, que ahora vive en Londres con él.
Castillejo nació es venezolano y ha vivido en Londres durante casi 20 años.
Pero los investigadores reconocen que por ahora su método no es una solución para los millones de personas que viven con la enfermedad en el mundo y la controlan gracias a los antirretrovirales que deben tomarse toda la vida.
El procedimiento utilizado para ambos pacientes curados es muy pesado y peligroso y plantea cuestiones «éticas», según Gupta, estimando que solo podría aplicarse a enfermos que sufren algún tipo de cáncer de sangre.
«Un trabajo como este es importante para el desarrollo de estrategias de tratamiento que podrían ser aplicables más ampliamente», según el doctor Andrew Freedman, de la Universidad de Cardiff, que no participó en este estudio.
Otros en cambio se mostraron prudentes en cuanto a los resultados. «¿Realmente está curado el paciente de Londres?», se preguntó Sharon Lewin, de la Universidad de Melbourne. «Los datos (…) son desde luego excitantes y alentadores pero al final, solo el tiempo dirá», afirmó.
El equipo de Cambridge subrayó por su parte que el «paciente de Londres» continuará siendo examinado con frecuencia para vigilar una posible reemergencia del virus.
Casi 38 millones de personas viven con el VIH en el mundo, pero únicamente 62% sigue una triterapia. Casi 800.000 personas murieron en 2018 de afecciones vinculadas con este virus. La aparición de formas de VIH resistentes a los medicamentos también representa una preocupación creciente.
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