Este lunes 20 de abril, la canciller alemana, Angela Merkel, alertó de que el creciente debate en su país en torno a la relajación de las restricciones en la vida social y la actividad económica puede dañar los frágiles avances contra la COVID-19.
Medios locales aseguran que Merkel se mostró preocupada por la posibilidad de que la premura por reabrir negocios y permitir actos públicos en algunos estados federados de al traste con la contención de la pandemia.
A su juicio, esto eleva fuertemente el riesgo de una recaída, pues transmite a la ciudadanía la sensación de que se ha superado la crisis, lo que conllevaría una relajación de las actuales prevenciones, como la distancia social, el lavado frecuente de manos y las mascarillas.
A partir de este lunes pueden abrir los negocios de hasta 800 metros cuadrados y el último curso de la formación obligatoria puede volver a las aulas, aunque en algunos estados federados esta medida no entrará en vigor hasta dentro de dos semanas.
Las reglas de distanciamiento social, sin embargo, se mantendrán como mínimo hasta el 3 de mayo, como se acordó el pasado miércoles.
Alemania es uno de los países con más casos registrados, pero con una de las menores tasas de mortalidad. Según los últimos datos del Instituto Robert Koch, centro de referencia nacional en epidemiología, hasta el momento se han registrado 141.672 infectados y 4.404 muertes.
Efe