La Armada venezolana presentó este sábado, 4 de abril, las primeras pruebas del ingreso de un buque de pasajeros de bandera portuguesa a aguas territoriales sin permiso de las autoridades de Venezuela.
Mediante un informe televisado por el canal 8, el comandante general de la Armada venezolana, Giusseppe Alessandrello, informó que el buque portugués, identificado como RCGS Resolute, entró en aguas venezolanas el 27 de marzo pasado y colisionó contra el guardacostas Naiguatá, identificado con las siglas GC-23.
Según el jefe militar, el RCGS Resolute ingresó a aguas territoriales venezolanas sin permiso, concretamente en el norte de la isla de Margarita, con rumbo oeste, la madrugada del pasado 27 de marzo. El día 29, el buque llegó a 9 millas náuticas al norte de la isla La Tortuga. Aseguró que la posición está certificada por las instituciones de control del espacio marítimo venezolano y por el radar de la isla La Tortuga.
Alessandrello aseguró que el Resolute no había solicitado permiso para llegar a esa posición en área venezolana. Indicó que se envió al guardacosta Naiguatá a indagar las razones por las que el Resolute se encontraba en la zona. El buque de pasajeros portugués procedía de Buenos Aires, Argentina, y se dirigía a Willemstad, en Curazao, de acuerdo con los registros de la conversación entre los tripulantes de ambas naves.
Durante el intercambio de información, las autoridades del Resolute se negaron a seguir las instrucciones del guardacostas venezolano, aunque habían reconocido su incursión en aguas territoriales sin los permisos de rigor. La tripulación del Resolute argumentó que «ya se iban a Curazao» y que no querían ocasionar problemas.
La orden del Naiguatá era que apagaran los motores para una inspección. Luego le ordenaron dirigirse al puerto de Pampatar, a lo que se negaron los del Resolute, presentaron disculpas y continuaron rumbo oeste, hacia Curazao.
De acuerdo con el audio, desde el Naiguatá se insistió en que se detuvieran para una inspección e indicaron que iniciarían «el uso progresivo de las armas, de acuerdo con las normativas internacionales». Luego, los tripulantes del guardacostas Naiguatá procedieron a aproximarse al buque portugués, cuya tripulación señaló nuevamente que no querían ocasionar problemas.
De acuerdo con las pruebas presentadas por el almirante Alessandrello, desde el Naiguatá, que se dirigía a la zona de proa del Resolute con el fin de obligarlos a apagar sus motores, se efectuaron disparos hacia esta área, frente al buque de pasajeros, pero sin apuntar contra la nave, y por radio se les advirtió nuevamente que se detuvieran. Sin embargo, el Resolute continuó su marcha, durante la cual terminó por embestir al guardacostas Naiguatá y provocar su hundimiento.
Alessandrello destacó, como agravante de la situación, que el Resolute, luego de provocar la zozobra del Naiguatá, siguió su rumbo hacia Curazao -con el sistema automático de identificación apagado- sin detenerse a rescatar a los náufragos ni auxiliar con las lanchas salvavidas.
La propia Armada venezolana logró rescatar a los náufragos a 32 millas al oeste del lugar del siniestro. No hubo muertos.
El Pitazo