Escasez de gasolina en Venezuela empeora a medida que EEUU desalienta el suministro

La escasez de gasolina en Venezuela está empeorando después de que Estados Unidos pidiera a firmas extranjeras abstenerse de suministrar el combustible al sancionado país sudamericano y solo proveer diesel, según cinco personas con conocimiento de la situación.

Desde el tercer trimestre de 2019, funcionarios estadounidenses han instado a la mayoría de los proveedores de combustible de Venezuela a evitar enviarle gasolina.

En la más reciente ronda de llamadas con las empresas a principios de marzo, funcionarios estadounidenses insistieron en que se mantuviera la restricción aun cuando las condiciones humanitarias del país ya mostraban signos de empeoramiento, dijo una de las fuentes.

El Departamento del Tesoro de Estados Unidos sancionó a la estatal Petróleos de Venezuela hace más de un año como medida para presionar la salida del poder del presidente Nicolás Maduro.

La administración de Donald Trump considera a Maduro como un dictador que está usurpando el poder tras ganar una reelección en 2018 en una votación vista como fraudulenta.

Un grupo de firmas extranjeras, incluyendo a la estatal rusa Rosneft, la española Repsol SA, la italiana Eni SpA y la india Reliance Industries siguieron suministrando combustibles a PDVSA como parte de intercambios por petróleo que están permitidos por el Departamento del Tesoro estadounidense.

“Recalcaron el mensaje de ‘no gasolina’ para Venezuela como parte de los swaps” por crudo venezolano, dijo la fuente y agregó que su compañía desde septiembre solo ha suministrado diesel y gasóleo al país miembro de la OPEP.

Si bien los funcionarios no explicaron por qué distinguían entre los dos combustibles, el diesel suele usarse en generación eléctrica y transporte de carga, incluidos los alimentos, mientras que la gasolina se usa mayormente para transporte particular.

Con la pandemia del coronavirus causando estragos en todo el mundo, Washington ha estado bajo presión por parte de las Naciones Unidas y legisladores estadounidenses para que relaje las sanciones a países como Venezuela e Irán, facilitando con ello el envío de bienes humanitarios.

Un alto funcionario de la administración Trump dijo que Maduro era el único responsable de la crisis humanitaria de Venezuela y que Estados Unidos continuaría su campaña para cortar sus fuentes de oxígeno.

La restricción a los intercambios de crudo por gasolina con Venezuela, conocidos como swaps, se mantiene en medio del colapso de la alguna vez formidable industria de refinación del país, que casi no produjo gasolina en los últimos meses, sembrando la raíz de la escasez crónica en toda la nación.

Para aumentar la presión, este año Washington también sancionó a los principales socios comerciales de PDVSA, Rosneft Trading y TNK Trading International, ambas filiales de Rosneft.

Rosneft detuvo el comercio directo con PDVSA en marzo y anunció semanas después que transferiría todos sus activos venezolanos a una entidad no identificada bajo el control del gobierno ruso.

Los swaps “estaban funcionando bastante bien”, dijo Francisco Monaldi, especialista en energía y economista de la Universidad de Rice en Houston, añadiendo que la reciente oleada de sanciones alejaría a potenciales proveedores.

“En estas circunstancias va a ser muy difícil que empresas establecidas se quieran arriesgar”, agregó Monaldi.

Un funcionario estadounidense reconoció que se ha ejercido presión sobre algunas compañías como parte de los esfuerzos para lograr que reduzcan sus operaciones con Venezuela o, caso contrario, enfrenten sanciones secundarias de Washington.

El funcionario, que habló bajo condición de anonimato, dijo que el gobierno está preparado para aceptar un nivel limitado de suministros de diesel, pero quiere ver una reducción de los envíos de gasolina a Venezuela como parte de la campaña de “máxima presión” de Trump contra Maduro.

Funcionarios estadounidenses han dicho en privado que Trump está frustrado por el fracaso de su política hacia Venezuela, que aún no logra debilitar el control de Maduro sobre el poder.

En comunicados, tanto Eni como Repsol dijeron que han enviado diesel, no gasolina, como parte de los swaps. En marzo, Eni despachó dos cargamentos de diesel, mientras que Repsol suministró uno y Rosneft ninguno, según documentos internos de PDVSA vistos por Reuters y datos de Refinitiv Eikon.

La refinadora Reliance no contestó de inmediato a una petición de información. La empresa india despachó dos cargamentos de gasóleo en marzo a Venezuela, según datos de exportación, que aún no han descargado.

El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo que las sanciones impuestas por ese país no restringen la ayuda humanitaria “como alimentos, medicina y otras donaciones cuya intención es aliviar el sufrimiento humano”.

PDVSA no respondió a una solicitud de comentarios.

PROBLEMAS DE LARGA DATA

Los problemas de escasez de combustibles en Venezuela comenzaron mucho antes de las sanciones debido a la muy reducida producción de sus refinerías, que en conjunto tienen una capacidad de 1,3 millones de barriles por día (bpd).

De ese total, PDVSA solo refinó este mes 101.000 bpd de crudo, según un documento interno de la empresa visto por Reuters, aumentando la dependencia de la nación de las importaciones.

La gran mayoría de lo que se refinó fue para producir destilados y residuales como diesel y combustible para avión. Las refinerías produjeron solo 7.000 bpd de gasolina de 91 octanos en marzo y 28.000 bpd en los primeros tres meses del año. Las refinerías de Cardón, con capacidad de procesar 310.000 bpd, y Puerto La Cruz, con capacidad de 187.000 bpd, permanecieron completamente detenidas.

El gobierno venezolano culpa a las sanciones estadounidenses por restringir la importación de aditivos y repuestos necesarios para operar las instalaciones y se ha comprometido a reanudar la producción de combustibles en la refinería El Palito, de 146.000 bpd.

La aguda escasez de gasolina ha interrumpido la distribución de alimentos y ha impedido que médicos lleguen a sus turnos en hospitales.

Ana Herrero, una residente de 32 años de la ciudad occidental de Maracaibo, dijo que no pudo encontrar gasolina para transportar a su madre al hospital después de un ataque cardíaco el jueves pasado.

“Se me murió en los brazos”, dijo Herrero en una entrevista telefónica, y agregó que más tarde tuvo que gastar 45 dólares para comprar gasolina en el mercado negro y llevar los restos de su madre de la morgue al cementerio.

Reuters

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