Los ministros europeos de Finanzas intentan este jueves evitar un nuevo fracaso y forjar una respuesta económica común ante la crisis del coronavirus, tras muchas horas de infructuosas negociaciones en los días pasados.
Un nuevo fracaso amenazaría la unidad de la zona euro y pondría toda la presión en manos de los jefes de Estado y de gobierno, que ni siquiera lograron un acuerdo durante su cumbre del 26 de marzo, en la que se evidenció la fractura entre países del Norte y del Sur del continente.
«Si no aprovechamos esta oportunidad para darle un nuevo aliento al proyecto europeo, el riesgo de fracaso es real», advirtió el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, en entrevista con la BBC, difundida este jueves.
La canciller alemana, Ángela Merkel, expresó su esperanza en un compromiso, mientras que su colega holandés Mark Rutte consideró «posible» un acuerdo.
Un entendimiento es más que necesario pues la economía europea se dirige en 2020 hacia una profunda recesión. El FMI prevé la «peor caída económica» desde la Gran Depresión de 1929, pues estimó que 170 países de sus 189 miembros tendrán una contracción de su ingreso per cápita este año.
«La confianza de nuestros ciudadanos depende de nosotros. Tenemos que llegar a un acuerdo», escribió en Twitter poco antes de la reunión el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno.
«Un fracaso es impensable», advirtió el ministro francés, Bruno Le Maire.
El miércoles por la mañana, tras 16 horas de debates, los ministros de Finanzas de la UE no lograron un acuerdo sobre una respuesta económica común a la pandemia de covid-19, debido a los países del Norte, especialmente Holanda, claramente opuestos a los del Sur, que reclaman un esfuerzo financiero sin precedentes.
Este bloqueo es «contraproducente, incomprensible y no puede durar», condenó la presidencia francesa.
– «Irresponsable» –
Los Estados miembros reprochan a Holanda –apoyado, según una fuente europea, por Austria, Suecia o Dinamarca–de bloquear el Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), condicionando los préstamos que podría conceder este fondo de ayuda de la zona euro a reformas económicas.
Tal «condicionamiento», que haría retroceder a la época en que Grecia se vio obligada a aplicar reformas dolorosas, sería vivida como una humillación por Italia y España, los dos países europeos más afectados por la pandemia.
El MEDE, creado en 2012 durante la crisis de la deuda de la eurozona, podría conceder préstamos a un Estado en dificultad que lleguen hasta el 2% de su Producto Interno Bruto (PIB), o hasta 240.000 millones de euros para el conjunto de la zona euro.
«Faltan realmente cosas por discutir (…) los MEDE. (Pero) si necesitamos más tiempo, lo tomaremos», dijo el miércoles el ministro holandés de Finanzas, Wopke Hoekstra, poco antes del encuentro.
En el diario Libération, el expresidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, consideró «irresponsable» el bloqueo de Holanda y estimó que «el MEDE no será suficiente para relanzar» las economía europeas, que necesitan crear una capacidad de endeudamiento común en torno a la emisión de «coronabonos».
– Línea roja –
Según una fuente cercana a las conversaciones, los holandeses formularon demandas «excesivas», pidiendo incluso algunas reformas a cambio de los préstamos.
Enfrente, los países más afectados por el coronavirus, principalmente Italia y España, siguen pidiendo la creación de un instrumento de deuda compartida –conocido como «coronabonos» o «eurobonos»– destinada a reactivar la economía una vez que la crisis haya pasado.
Comparten esa propuesta Francia, Grecia, Malta, Luxemburgo e Irlanda, según varias fuentes.
Sin embargo la mutualización de las deudas constituye una línea roja para Berlín y La Haya, que rehúsan este procedimiento común con los Estados muy endeudados del sur, y considerados poco rigurosos en su gestión.
Una reactivación es posible «con instrumentos muy clásicos» y ya existentes «como por ejemplo el presupuesto de la Unión europea», alegó el ministro alemán Olaf Scholz.
Más consenso generan los 200.000 millones de euros que pueden ser movilizados a través del Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un fondo de garantía para las empresas y hasta 100.000 millones de euros para apoyar el trabajo a tiempo parcial.
AFP