Adquirir los productos de la canasta alimenticia se ha convertido en un calvario para los zulianos, quienes a pesar del riesgo de contagio por Covid-19 salen todos los días a buscar los productos en los sitios donde consigan mejores precios, el salario mínimo integral no alcanza para cubrir estas necesidades, sólo en la ciudad de Maracaibo se necesitan treinta y tres millones setecientos cincuenta mil bolívares (Bs. 33.750.000), lo que equivale a 75 salarios mínimos para poder alimentar a una familia de 5 integrantes.
Wendy Pabón, coordinadora femenina de un Nuevo Tiempo en el estado Zulia, aseguró que la verdadera pandemia es la causada por la especulación y la inflación en los costos de los productos de la canasta alimentaria que acaban con la calidad de vida de los zulianos, esto debido a la destrucción del aparato productivo y de las malas medidas económicas aplicadas en el país.
“El Zulia es el estado con el mayor costo de calidad de vida. El sueldo mínimo en Venezuela no alcanza ni para comprar un kilo de mortadela, que hoy la conseguimos en cuatrocientos noventa mil bolívares (Bs. 490.000,00), un kilo de queso ronda los seiscientos mil bolívares (Bs. 600.000,00) y el cartón de huevos cuesta lo mismo, ¿quién con un sueldo mínimo puede comer?”, inquirió.
Pabón indicó que los precios de las proteínas se fueron por las nubes, haciendo que la carne, el pollo e inclusive el cerdo sean imposibles de comprar. “El kilo de pollo entero cuesta cuatrocientos setenta mil bolívares (Bs. 470.000,00), un kilo de costilla y osobuco se consigue hasta en setecientos mil bolívares (Bs. 700.000,00) y no hablemos de la carne para mechar, guisar o la misma carne molida que su precio llega al millón de bolívares por kilo (Bs. 1.000.000,00), el kilo de puerco se consigue en las carnicerías en seiscientos cincuenta mil bolívares (Bs. 650.000,00), al pueblo lo están matado el hambre”, expresó.
La coordinadora femenina de UNT Zulia, Wendy Pabón señaló que el cierre de 3 días de la semana de los mercados populares en la capital zuliana, acompañado por el incremento del valor del dólar tanto en el mercado oficial como el paralelo, han influenciado en los costos de los productos en los anaqueles de supermercados, abastos y bodegas.
“Ahora el marabino de escasos recursos puede solo ir a Las Pulgas o visitar los mercados municipales los días lunes, martes, jueves y sábado para hacer sus compras y para eso tienen solo 4 horas porque así lo establecieron las autoridades como medida de bioseguridad por la pandemia del Covid-19. Esta limitación en los horarios disparó el precio de los productos, ahora el kilo de arroz cuesta ciento cincuenta mil bolívares (Bs. 150.000,00), un kilo de azúcar vale ciento sesenta mil bolívares (Bs. 160.000,00), la harina de maíz precocida se encuentra en ciento cuarenta mil bolívares (Bs. 140.000,00) y la pasta en doscientos veinte mil bolívares por kilo (Bs. 220.000,00), acotó”.
“Comprar hortalizas y legumbres es otro dolor de cabeza, el kilo de papa lo consigues en ciento sesenta mil bolívares (Bs. 160.000,00), la cebolla en ciento diez mil bolívares (Bs. 110.000,00), la zanahoria en ciento ochenta mil bolívares (Bs. 180.000,00), mientras que el kilo de tomate y pimentón se puede comprar en ciento cincuenta mil bolívares (Bs. 150.000,00) cada uno, las amas de casa hacen magia todos los días para poder alimentar a sus familias”, expresó.
Pabón manifestó que para comer una familia de 5 personas se necesita un ingreso equivalente a los trescientos dólares ($300) mensuales y el sueldo en Venezuela según la tasa del BCV apenas llega a tres punto 98 dólares ($3.98).
“El gobierno no puede pretender que un sueldo integral de cuatrocientos cincuenta mil bolívares (Bs. 450.000,00) las personas puedan cubrir sus necesidades alimenticias, están es causando mayor desnutrición en la población, están matando a nuestros hermanos de hambre y esto parece no importarles, nosotros queremos un cambio y por eso junto a Juan Guaidó estamos trabajando para hacerlo posible y mejorar así la calidad de vida de todos”, afirmó.
Nota de Prensa / Lcdo. Jorge Berrueta R.