El buque de exploración petrolera sísmica, Amazon Warrior, contratado por la compañía TGS, de capitales noruegos, se encuentra en funciones actualmente a la altura de la costa este de Tierra del Fuego y según Greenpeace, representa una seria amenaza ambiental que puede tener serias consecuencias a futuro.
La práctica de exploración sísmica se trata de disparos con cañones de aire submarinos que emiten ruidos increíblemente potentes. Las ondas sonoras viajan al fondo del océano, se reflejan y son captadas por sensores remolcados detrás de los buques de exploración. Los datos recolectados se utilizan para crear mapas detallados del fondo submarino, que las compañías petroleras utilizan para determinar las ubicaciones para la posterior perforación y extracción petrolera.Estos sonidos afectan, especialmente a mamíferos marinos como ballenas y delfines, que habitan el Mar Argentino. Los sonidos pueden producir cambios en su comportamiento, estrés, reducción del crecimiento, discapacidad auditiva, lesiones masivas y hasta la muerte por ahogamiento o varamientos.
Luisina Vueso, coordinadora de la campaña por la protección del Mar Argentino en Greenpeace señaló que: “Las zonas exploradas se solapan con áreas identificadas de alto valor de conservación por su riqueza ecológica y biológica. Las especies que viven allí están sufriendo un bombardeo acústico sin precedentes a costa de encontrar zonas donde extraer hidrocarburos, práctica que traerá consecuencias peores aún”. Además, la organización ambientalista resaltó que ésta actividad se está realizando porque en Abril de 2019, el Gobierno Argentino licitó varios bloques de potencial explotación petrolera offshore.
La Greenpeace confirmó que la actividad sísmica se extendió durante toda la cuarentena. Asimismo describió que el ruido provocado por un solo disparo de cañones de aire utilizado puede cubrir un área de más de 300,000 km2 -equivalente a la superficie completa de la provincia de Buenos Aires- y tiene la potencia de 8 veces el despegue de un avión. Son ruidos dos o tres veces superiores a la intensidad necesaria para romper el tímpano humano.
Las consecuencias ambientales según Greenpeace no solo yacen en el impacto de las ondas sonoras, “abrir nuevas fronteras petroleras expondría al Mar Argentino y sus costas a una posible amenaza de derrame petrolero. Además, bajo el contexto actual en el que atravesamos la emergencia climática la prioridad del gobierno en términos energéticos debe ser el abandono de los combustibles fósiles y hacer una transición hacia las energías limpias ”, señaló Vueso.
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