Hace cuatro años, una figura poco importante en el liderazgo venezolano fue arrestada en Colombia y extraditada a Estados Unidos para enfrentar cargos por narcotráfico. Demostró ser una importante captura.
El hombre, Yazenky Lamas, trabajó como guardaespaldas de la persona que muchos consideran como el poder detrás del trono del presidente Nicolás Maduro: la primera dama, Cilia Flores.
Ahora, con la ayuda del testimonio de Lamas, se espera que Estados Unidos acuse a Flores en los próximos meses de delitos que podrían incluir tráfico de drogas y corrupción, dijeron a Reuters cuatro personas familiarizadas con el caso de la primera dama. Si Washington prosigue con una acusación, dijeron estas personas, se espera que los cargos puedan provenir, al menos en parte, de una fallida transacción con cocaína y que ya ha llevado a dos de los sobrinos de Flores a un centro penitenciario de Florida.
Hablando detrás de un vidrio reforzado en la prisión de Washington, donde está detenido, Lamas dijo que declara sobre Flores porque se siente abandonado por el régimen de Maduro, todavía instalado en el poder a pesar de que muchas de sus figuras centrales, incluido el presidente, también han sido acusadas de crímenes.
“Me siento traicionado por ellos”, dijo.
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