Las críticas contra la gestión de la crisis del COVID-19 por parte del Gobierno del primer ministro británico, Boris Johnson, han arreciado en el Reino Unido tras conocerse que han muerto hasta ahora más de 11.600 personas en residencias de la tercera edad.
El recuento total de víctimas mortales confirmadas por el coronavirus en el país alcanzó este martes las 35.341, tras un repunte de 545, después de dos jornadas en las que se habían registrado los incrementos diarios más bajos desde marzo (170 el domingo y 160 el lunes).
En paralelo a las cifras diarias del Gobierno, los datos de las agencias estadísticas apuntan a que casi 55.000 personas por encima de la media han perdido la vida por cualquier causa durante la pandemia, en torno al 25 % de las cuales no parecen relacionadas con el coronavirus, sostuvo el jefe de análisis sanitario de la ONS, Nick Stripe.
La situación en las residencias protagonizó hoy una sesión parlamentaria en la que se interrogó al ministro de Salud, Matt Hancock.
El Partido Laborista acusó al Ejecutivo conservador de haber priorizado las medidas para descongestionar los hospitales en las primeras semanas de la crisis y haber actuado con «lentitud» para evitar contagios y muertes en centros sociales.
La diputada de la oposición Liz Kendall lamentó que el Gobierno mantuviera hasta el 12 de marzo una guía de actuación en la que se sostenía que las infecciones en residencias eran «muy improbables».
El titular de Salud estimó que los decesos en centros para la tercera edad pueden llegar al 27 % del total, pero recalcó que esa cifra hay que compararla «con la media europea, que está en torno a la mitad» de las víctimas mortales en residencias.
«Cualquiera que sean las cifras, no dejaremos de hacer cualquier cosa humanamente posible para proteger nuestras residencias de este horrible virus», dijo Hancock ante los diputados.
Se han elevado asimismo críticas contra el Gobierno desde Care England, el órgano que agrupa a los gestores de centros sociales en Inglaterra.
Su director ejecutivo, Martin Green, ha asegurado que la crisis se agravó al trasladar pacientes desde hospitales a residencias cuando todavía no había capacidad para someterlos a un test de COVID-19.
«Hemos seguido una política de vaciar hospitales y llenar las residencias. En algunos países, cuando las personas eran sintomáticas, se las sacaba de las residencias para aislarlas», argumentó Green.
DESESCALADA POR REGIONES
A pesar del último repunte de muertes, los datos de las agencias estadísticas sugieren que el Reino Unido continúa alejándose del pico de la pandemia.
La semana pasada murieron en el conjunto del país 14.408 personas por cualquier causa, todavía por encima de la media para esta época del año, pero lejos de las casi 25.000 que perdieron la vida en la peor semana de la crisis sanitaria.
En Inglaterra, los trabajadores que no pueden realizar su labor de manera remota comenzaron a reincorporarse a sus puestos la semana pasada.
El resto de regiones británicas se han desmarcado de la hoja de ruta del Gobierno central, al considerar prematuro el calendario de desescalada diseñado por Johnson, pero comienzan ya a prepararse para rebajar las medidas de distancia social.
La ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, publicará el jueves su hoja de ruta y ha avanzado que espera comenzar la desescalada a partir del 28 de mayo.
El Gobierno autónomo de Irlanda del Norte anunció hoy por su parte las primeras medidas para desconfinar a la población, que incluyen permitir reuniones al aire libre de hasta seis personas que no convivan en el mismo domicilio, así como la reapertura de centros de jardinería y de reciclaje.
IMPACTO ECONÓMICO
El número de personas que reclaman ayudas para el desempleo en el Reino Unido ascendió en abril hasta casi 2,1 millones, la cifra más alta desde que se tienen registros.
Al mismo tiempo, cerca de 8 millones de trabajadores, en un millón de empresas británicas, se mantienen con el empleo suspendido temporalmente y bajo el paraguas del plan de protección gubernamental, que cubre el 80 % de su sueldo, hasta 2.500 libras (2.800 euros).
Las ofertas de empleo registradas en abril cayeron hasta 350.000, comparado con 750.000 en marzo, un dato por debajo del peor mes de la crisis económica de hace un decenio.
EFE