Ashwani Jain, de 45 años, falleció por el nuevo coronavirus en una ambulancia, igual que un número cada vez mayor de pacientes en Nueva Delhi que no pueden ingresar en un hospital por falta de camas.
«Les da igual si vivimos o morimos», dice a la AFP Kashish, su hija de 20 años.
Cuando murió su padre, un empresario, ella estaba con su tío en la ambulancia que buscaba desesperadamente un lugar en un hospital de la ciudad.
«Para ellos no cambiará nada, pero yo perdí a mi padre, que lo era todo para mi», dice con lágrimas en los ojos mientras enseña una foto suya. Todos los hospitales que contactó la familia rechazaron admitirle.
Sin embargo, el gobierno puso en marcha una aplicación para conocer el número de camas disponibles para los pacientes de COVID-19.
El fuerte aumento de casos de contagio ha puesto al descubierto la precariedad del sistema de sanidad y la falta de camas, que preocupa cada vez más a la población.
India registró más de 300.000 casos de nuevo coronavirus, con unos 9.000 muertos hasta ahora.
La megalópolis de 20 millones de habitantes tiene hasta ahora 1.200 muertos por la epidemia. Cada día se registran más de mil casos nuevos.
El ritmo de fallecidos es tal que, en las morgues, los cuerpos se acumulan y el personal de los cementerios y los crematorios no da abasto.
Los medios indios explican casos de muchas personas que murieron tras haberles negado el ingreso en un hospital.
Una mujer embarazada murió mientras iba de un hospital a otro. Varias familias contaron en las redes sociales cómo les negaron una cama de hospital.
En marzo, cuando se tomaron las primeras medidas de confinamiento, la familia Jain participó en una cacerolada para animar al personal sanitario. Pero ahora se sienten abandonados.
Una pequeña fortuna
«El gobierno no hace nada. Simplemente juega con nuestros sentimientos», dice Kashish.
Como los otros miembros de la familia, está esperando poder pasar un test de diagnóstico. El gobierno local sólo los autoriza para los miembros de familias con alto riesgo o que tienen síntomas.
Según las autoridades locales se necesitan unas 80.000 camas antes de finales de julio y advirtieron que en caso de necesidad los hoteles y salones de bodas podrían transformarse en hospitales.
Actualmente los hospitales públicos tienen 8.505 camas para las personas que tienen el virus y 1.441 en los establecimientos privados.
Las familias de los enfermos aseguran haber pagado pequeñas fortunas para acceder a las pocas plazas disponibles.
Suman Gulati, cuyo padre tiene coronavirus, asegura que un hospital privado le pidió un millón de rupias (13.200 dólares) por una cama.
«Cuando había pagado la cama no fue ningún problema. Pero sí lo fue juntar una suma así en un momento tan difícil», dice. «¿Qué pasará si me pongo enferma? ¿Tendré que vender mis bienes, mis joyas?».
Un reportaje con cámara oculta de la cadena Mirror Now TV mostró que cinco hospitales de la megalópolis piden unos 5.300 dólares a los enfermos para ser admitidos.
El jefe del gobierno de la capital, Arvind Kejriwal, acusó a los hospitales de mentir sobre el número de camas disponibles y prometió sancionar a las personas culpables de extorsión de fondos.
Los especialistas tienen dudas sobre la capacidad de la ciudad para enfrentarse a la pandemia.
Shahid Jameel, un virólogo, afirma que Nueva Delhi, igual que otras grandes urbes, no hizo test suficientes, solo a un 1% de la población, hasta ahora.
«En este momento el gobierno de Delhi hace todo lo posible para que cunda el pánico», dice a la AFP.
«Deberían hacer test de manera intensiva. No entiendo el razonamiento de hacer test solo a las personas que presentan síntomas. ¿Como vas a saber hasta que punto se expandió la enfermedad en la comunidad si no haces test a su miembros?», se pregunta.
AFP