Fiscalía abre una investigación por el descuartizamiento de “Ocean Bay”

La gloriosa carrera del purasangre “Ocean Bay”, una de las estrellas del hipismo venezolano, terminó de la manera más trágica. El veloz alazán fue hallado descuartizado junto a decenas de huesos de otros animales en el centro del país y se sumó a más de un centenar de caballos de carrera que han muerto en los últimos años a manos de delincuentes que trafican su carne.

La brutal muerte del doble coronado conmovió a muchos aficionados del hipismo y amantes de los caballos dentro y fuera de Venezuela y encendió las alarmas de las autoridades policiales y la Fiscalía General, que abrió una investigación para dar con los responsables del hecho, indicó a The Associated Press un funcionario de ese organismo.

En la nación sudamericana no es común el consumo de carne de caballo, pero en los últimos cuatro años han proliferado las denuncias de robo de equinos para ser descuartizados y vender su carne en redes ilegales de carnicerías en coincidencia con la profundización de la crisis económica y social. Se estima que 9,3 millones de venezolanos, alrededor de un tercio de la población, tienen dificultades para alimentarse.

Venezuela está sumida en una compleja situación dominada por una hiperinflación -que según el Fondo Monetario Internacional alcanzaría el 15.000% este año-, una población en su mayoría pobre y una contracción económica que se ha extendido por seis años consecutivos y que de acuerdo con analistas podría llegar este año al 20%.

El fenómeno de los hurtos de caballos, que comenzó en las granjas, se extendió poco después a los criaderos de purasangre, valuados en miles de dólares, golpeando al deprimido hipismo venezolano y generando gran incertidumbre entre los dueños de haras que temen que de no detenerse el robo podría llevar a la extinción de la popular actividad.

De acuerdo con los registros que llevan propietarios de haras locales, desde 2017 hasta la fecha se han registrado más de un centenar de robos y descuartizamientos de caballos purasangre. Uno de los casos que conmocionó al gremio ocurrió hace tres años en un haras del estado central de Guárico, donde una banda de delincuentes sometió a los empleados del criadero y mató en un día a medio centenar de caballos, en su mayoría yeguas.

Esa realidad la vivió de cerca el haras Alegría, ubicado en la localidad central de Tocorón del estado Aragua, donde la paz se interrumpió la madrugada del 8 de junio cuando los empleados detectaron la desaparición de “Ocean Bay”, conocido como “cara blanca” por la mancha blanca que le cubría desde los ojos hasta el inicio de la nariz, y de una yegua que había preñado el reconocido alazán.

Tres meses antes la granja había sido víctima de un robo de siete purasangre, entre ellos la madre del campeón.

“Ocean Bay”, de unos 480 kilogramos, había llegado al haras ocho meses antes para ser padrillo tras una exitosa campaña de cinco años que incluyó el triunfo en dos clásicos del hipismo local en 2016 y otras seis victorias en carreras de menor grado en las que venció de manera contundente al despuntar a 600 metros de la meta, lo que lo convirtió en un ídolo de los fanáticos de las carreras de caballos.

Horas después de su desaparición llegó la fatídica noticia. Pobladores reportaron que la cabeza de “Ocean Bay” y parte de su esqueleto fueron localizados en un terreno de la zona, cercano a la cárcel de Tocorón, donde se encontraron huesos de otros animales que se presume también fueron robados y descuartizados. Al lugar se trasladaron empleados del haras Alegría para corroborar el hallazgo y funcionarios policiales.

La información fue ratificada por quien fuera su entrenador durante su exitosa carrera, Ramón García, quien expresó en un breve mensaje de su cuenta de Twitter que “aparecieron los restos del campeón Ocean Bay, qué impotencia Dios mío”.

De inmediato la noticia comenzó a correr por las redes sociales desatando infinidad de mensajes de dolor, entre ellos del expresidente y senador colombiano Álvaro Uribe, un enamorado de los caballos.

Aún conmovido por la desaparición de uno de sus pupilos, García dijo a la AP que aunque el robo y matanza de los purasangre en Venezuela viene desde hace mucho, tiempo el problema “explotó” con el caso de “Ocean Bay”.

El entrenador admitió que se ha negado a ver cualquier imagen del alazán tras su descuartizamiento porque prefiere recordarlo como lo conoció, un animal con “mucha garra, mucho corazón. Siempre quería ir a la cabeza de los demás”.

AP

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