La realidad que enfrentaron muchos de los funcionarios policiales en Venezuela, generó que éstos emigraran hacia otros destinos en busca de nuevos horizontes, alentados por la posibilidad de mejoras profesionales y escapando de la inseguridad de la que tanto resguardaban a la ciudadanía y la que actualmente sufre nuestro país. No todas las tareas están salpicadas por la deshonra como suele generalizarse. Manejar un taxi y reparar vehículos son dos de las ocupaciones más frecuentes a las que se dedican los policías cuando cuelgan el uniforme en sus tiempos libres.
Los policías no escapan de la realidad económica del país, lo que no está permitido es que cumpliendo funciones policiales o valiéndose del uniforme, se dediquen a otras actividades. En una jornada laboral como albañil, jardinero, barbero o electricista en el exterior, podrían ganar más de lo que generalmente equivale a un mes de trabajo en su oficio formal en Venezuela. Pese al riesgo que implica la profesión, aún se mantienen muchos de estos policías en el país, de igual forma, hay quienes no abandonan por apego, porque el uniforme todavía ofrece ciertos beneficios. Para nadie es un secreto que el policía por labores propias, tiene contactos y se les facilita ubicar los productos que escasean actualmente en el mercado.
Las razones para irse o quedarse forman parte de la habitual discusión política en un país en el que todo es objeto de controversia y disputa, aunado a un sinfín de razones que enmarcan el actual sistema policial provocado sobre todo por las posibles deficiencias existentes y las diferencias salariales. Lanzarse a la aventura de irse a otro país es una historia que se repite día a día en los últimos años y una pequeña parte de esta oleada la representan jóvenes profesionales en el ejercicio policial los que se están abriendo puertas en otros destinos en busca de mejorar su estabilidad laboral, económica y familiar.
Sin embargo, las dificultades para obtener los documentos y los permisos para irse a los Estados Unidos, han llevado a los funcionarios a explorar otros destinos que anteriormente no eran el principal atractivo. España, Chile, Argentina, Ecuador, México, Perú, Panamá y Colombia son algunos de los países que vienen aprovechándose del talento “fugado” en Venezuela. Esta situación se origina en las escasas posibilidades de desarrollo económico que enfrentan los policías y el ciudadano como tal, lo que vuelve casi imposible concretar propósitos como por ejemplo acceder a un vehículo o una vivienda propia, amenazando cada día más el desarrollo y la seguridad del país.
Cabe destacar que el deterioro social y económico, la inseguridad, la incertidumbre generada por la pandemia a nivel mundial, el desaliento en relación a lo que verdaderamente ocurrirá, y la poca fé en un cambio cercano de la conducción del país, ha movilizado a grandes héroes uniformados venezolanos a buscar una segunda patria en suelos lejanos, difundiendo así la parte más dura y lamentable de la realidad. En virtud a que estos prefieren realizar labores alejadas al conocimiento y la experiencia de la noción policial, para brindarle una estabilidad económica a sus familiares.
Situaciones como estas no solo continúan desmembrando nuestro país de la fuerza policial, también alejan el criterio de defensa y regulación de los derechos humanos y las libertades individuales, en el ámbito preventivo de la función del Estado, al no asegurar así el orden público interno.
Dra. Desiree Parra / @desireeparraf