Era el año 1986. Habíamos regresado de la Texas Woman’s University con el título de Bachelor en Educación Especial. En esos años no había en Venezuela nada que favoreciera la dedicación hacia los niños con problemas de aprendizaje pero dentro de la familia sí había inconvenientes en ese sentido. Así que tuvimos que devolvernos para los Estados Unidos por la escasez de oportunidades dentro de nuestro país. La suerte, no sabría explicar cómo o qué parte de ella, fue camino o vía al “sueño americano”, y por ese camino nos sentimos guiados para llegar al sistema educativo gringo y ganar la pelea. En efecto, la ciudad de Houston tenía un programa doméstico que buscaba reclutar maestros hispanos bilingües para sus escuelas. Una hermana mayor de nuestro personaje fuente de esta bella historia, la docente venezolana Mirta Eugenia, le informó acerca de dicho plan. Mirta, ni corta ni perezosa se fue a esa ciudad con poco dinero pero con mucha voluntad. Por añadidura, un familiar cercano de su cuñado le ofreció albergue para desarrollar sus diligencias.
Al recibir la oferta de albergue, Mirta tomó el avión de inmediato. La amiga oferente ya era docente del mismo programa y algunos detalles le adelantó a la atrevida viajera. Así fue como Mirta Eugenia llegó por tres días y tres noches al hogar de Laura. En su tercer día, contacto a la Sra. Carmen, maestra portorriqueña que era parte del programa y quien estaba autorizada por el Estado para la captación de maestros hispanos. Una vez efectuada la captación, Mirta tenía que esperar por su proceso legal de otorgamiento de la necesaria visa y el permiso de trabajo lo cual duró más de cuatro meses, tiempo en el que ella decidió hacer el papel de maestra pero como voluntaria sin recibir salario pero con la gran oportunidad de familiarizarse con el sistema.
Hoy, 20 después, con esos mismos 20 de servicio en la Escuela Elemental Sánchez en la ciudad de Houston, Condado Harris, y luego de haberse recibido como Master en Educación, se ha hecho acreedora de una promoción en su Distrito al ser nombrada Supervisora y tener bajo esa supervisión una importante cantidad de escuelas.
Ahora bien, nada ha sido fácil pero todo fue posible. El salario no enriquece pero es suficiente para vivir cómodamente. Pero lo más importante es tener el privilegio de disfrutar el sistema más prestigioso del mundo aunque también el más criticado. Eso es el logro del sueño americano. Por cierto, cumplidos los tiempos, Mirta ha recibido la ciudadanía americana junto con su segundo pasaporte lo cual complementa su hazaña.
Pero hay más. Samuel Antonio, hermano de Mirta, entró a los Estados Unidos en el año 1980 atraído también por el sueño americano. Treinta años después, en el año 2010 en una reunión de su empresa dijo: “estoy orgulloso de formar parte de los conquistadores que disfrutamos del sueño americano” cuando festejaba el haber logrado el establecimiento de esta empresa con ocasión de entregar los resultados de año. Proseguía Samuel “pero lo que más me llena de contento es poder decir que nuestra nómina de salario está cubriendo a mas de 50 trabajadores que contribuyen, en su proporción, al crecimiento económico de USA”.
No podemos obviar que en el año 2001 arribo a Miami un tercer integrante de la familia, Robert Alexander. Hermano mayor de Samuel y Mirta, se mudó a este país atraído también por la idea del sueño americano para él y sus propios hijos. Vino contratado por la empresa de su hermano Samuel con quien estuvo hasta el año 2010 cuando se mudó a Houston atraído por el programa de educación bilingüe del cual Mirta le había hablado. Actualmente, Robert funge como maestro bilingüe de una escuela del norte de Houston desde hace 10 anos.
De esta forma, esta trilogía familiar, atraídos todos por el sueño americano, no por las espadas de mosqueteros sino por su adecuada preparación, sano juicio y buen comportamiento cívico desarrollados en equilibrio, cumplieron su cometido.
Nada de esto hubiera funcionado sin los rezos de Katiuska Cristina y Milagro del Valle desde los predios de la Obra de Dios. Todo este esfuerzo ha sido por la verdad del sueño americano que, con los años, ha logrado, en su mejor parte, que los latinos seamos 50 millones de seres humanos de los 330 millones totales que pueblan este país.
Luis Acosta