Lo realmente alarmante del nuevo sistema para surtir gasolina, opinamos, es que no va ser circunstancial, como todos los paliativos del régimen terminan convertidos en norma. Así comenzó el control de cambio que, bajo la voz del “por ahora”, está próximo cumplir dos décadas. Lo mismo con el racionamiento de alimentos, los Clap, los productos de Agropatria, etc. todos estos sistemas controlados (se respeta la máxima) se han convertido en focos de corrupción y pillaje.
Lo vimos con la gasolina antes de la aplicación del sistema actual, se vendió “secretamente” en dólares, se asignó vía tickets a la élite “enchufada” y todo aquel chanchullo posible ligado a “los contactos”. No tenemos dudas, el nuevo sistema por placas pretende instalarse permanentemente sí es que los inventarios de gasolina logran mantenerse. Las refinerías en Venezuela aún se encuentran en coma profundo y la importación desde Irán no es nada económica ni sencilla.
Otra marca de fábrica del chavismo es la improvisación, anuncia un sistema “moderno” con alta tecnología entre otras novedades, sin embargo, el país se encuentra “a pasos de vencedores” rumbo a la prehistoria. La mayoría de las estaciones no tienen punto de venta, no poseen internet, ni ningún otro requerimiento necesario para modernizar el vital servicio, pasará mucho más del tiempo previsto para adecuarlas.
Con este nuevo sistema de racionamiento, permite al régimen tener un férreo control sobre todo aquello que destruye, los racionamientos son marca de fábrica de los sistemas comunistoides. Le tocó el turno a la gasolina, a parte del control, le permite recibir ingresos provenientes de aquellas estaciones donde el precio del combustible será cercano al precio internacional, imaginamos, estás 200 estaciones anunciadas serán privilegiadas en cuanto a combustible y pronta adecuación tecnológica.
Nadie se opone a un precio racional de la gasolina, allí el Socialismo del Siglo XXI también ha sido trágico, por criterios disque ideológicos, nunca quiso aumentarla a precio real, la nación se ha desangrado bajo un nefasto subsidio, desviando recursos que debieron ser invertidos en salud, educación, infraestructura y todo aquello cuya carencia hoy nos martiriza la vida. Además, la desinversión en Pdvsa, la corrupción, desidia y una malsana diversificación ajena a la actividad petrolera produjeron el caos que padecemos ¡y que tanto se advirtió!
Winston Churchill advirtió el día que el socialismo llegase al Sahara la arena comenzaría a escasear, 70 años más tarde, Venezuela, una de las naciones con mayores reservas de petróleo, con una Pdvsa que hace 20 años se ubicaba entre las primeras del planeta, con 6 refinerías descomunales, hoy se ve obligada a importar gasolina porque no la produce gracias al socialismo, un sistema de gobierno centralista, paternalista, clientelar que partidiza la institucionalidad y patenta el control del ciudadano a través del caos que genera… absolutamente todos los sistemas comunistoides han finalizado como la Venezuela chavista., ojalá fuera una simple opinión, pero es una triste realidad.
Existen dos clases de ciudadanos en nuestra nación: la inmensa mayoría sometida a los indignantes controles/racionamientos para poder comer, obtener documentos, insumos para trabajar, producir, surtir gasolina, etc. Y la otra clase de venezolanos, la minoría perteneciente a la élite gubernamental quienes no padecen ninguna restricción, pueden darse el lujo de comprar gasolina ilimitadamente pagándola a medio dólar, un precio gigantesco en una nación donde el salario mínimo es aproximadamente 4$ mensuales. La única igualdad que logran los comunistas es la material, pero no elevando la calidad de vida de los menos favorecidos sino bajando la de quienes han podido surgir a través de esfuerzo propio. Mientras, los “izquierdosos” en el poder disfrutan las bondades del “capitalismo” que tanto critican, posando en los medios de comunicación y redes sociales con sus estampas del Che o los ojitos de Chávez.
Leandro Rodríguez / @leandrotango