Es corpulento, de 1,90 m de estatura y pesa cerca de 95 kilos. Tiene una notable desviación en el ojo derecho, voz gruesa, marcado acento costeño y la protección del gobierno de Estados Unidos.
Se trata de Jorge Luis Hernández Villazón, alias “Boliche”, el colombiano que terminó ayudando a sellar la suerte de Álex Saab, señalado testaferro de Nicolás Maduro, capturado el 12 de junio en Cabo Verde y en cuenta regresiva para ser extraditado a EE UU por corrupción y blanqueo de capitales.
Fuentes federales le dijeron a El Tiempo que Boliche aportó datos relevantes sobre Saab, que incluso puede llevar a procesar a otras 8 personas, que gestionaron acercamientos con autoridades a cambio de jugosas sumas.
Hay documentadas conexiones entre Saab y Boliche desde 2017, cuando este último ofrecía los servicios de su empresa Hernández De Luque Brothers, LLC, en Weston, Florida.
La firma dice gestionar asesorías personalizadas, lo que para algunos no es otra cosa que acercamientos con autoridades, en un rol de “paralegal” (intermediario).
En los papeles de la firma aparecen su esposa –miembro de una familia de políticos guajiros– y varios domicilios en donde han vivido desde 2008, después de que Boliche desapareció.
Desde entonces lo vinculan al paramilitarismo y a movimientos de droga de Nicolás Bergonzoli; de Carlos Mario Jiménez, alias Macaco, y de Salvatore Mancuso.
Expedientes que reposan en la Corte Suprema se refieren a Boliche como un protegido de “Jorge 40”, y su nombre salió a relucir en procesos contra el exgobernador del Cesar Hernando Molina Araújo, el exsenador Dieb Maloof, el abogado Arcadio Martínez y el almirante Gabriel Arango Bacci.
En dos de ellos –el de Molina y el de Martínez–, testificó en contra de los procesados. Pero en el último caso negó tener nexos con Arango Bacci, finalmente absuelto por la Corte Suprema.
La pista del lavado
“Boliche es sobrino del exembajador, exministro y exsenador Crispín Villazón de Armas. En su linaje también hay contratistas, al igual que personajes opacos, como su primo, ‘Ñeñe’ Hernández’”, dijo una fuente.
“Vivían en la calle 90, frente al antiguo restaurante Castillo Blanco. Decían que se metió con los paras cuando le mataron a su hermano Adán”, agregó. Y recordó que Boliche fue vecino de Maloof en las lujosas casas del barrio Villa Campestre, de Barranquilla.
Investigadores de la Corte fueron a Estados Unidos a tomarle declaración y para ese momento Boliche ya era protegido.
Bruce Bagley, reputado profesor de la Universidad de Miami, se encargó de dejarlo en evidencia. Tras admitir que movió unos 2 millones de dólares de Álex Saab, que llegaron de Emiratos Árabes Unidos y Suiza, dijo que el intermediario fue Boliche y que sabía que él lo había entregado.
Tres cuentas del profesor sirvieron para que Saab moviera el dinero hacia Estados Unidos, a cambio de un 10 por ciento de comisión que le significarán a Bagley varios años de cárcel.
También dijo que fue Boliche quien le presentó a Saab, a quien Venezuela califica de agente especial, mientras que Estados Unidos lo considera clave para llegar a las fortunas ocultas de las cabezas del régimen y hasta los movimientos de oro y dólares hacia Irán, Turquía y Rusia.
Dos días antes de la captura de Saab en Cabo Verde, El Tiempo ubicó a Boliche en Miami, pero antes de lanzarle la primera pregunta dio otro nombre y luego colgó abruptamente el teléfono.
Fuentes enteradas aseguran que Boliche conoció fallidos intentos de Saab por frenar la persecución de Estados Unidos contra él, sus socios y dos de sus hijos.
También sabe a dónde fue a parar el dinero que llegó a través de Bagley. De hecho, se da por descontado que Boliche sea uno de los testigos contra Saab y otros de sus cómplices, si es que la DEA logra sacar al barranquillero con vida de Cabo Verde.
El Tiempo