La oposición, como su nombre lo indica, supone el contrapeso al poder, en cualquiera de sus niveles, sin embargo, esa encomienda, para que sea funcional, útil a los intereses de los ciudadanos/país, debe ser racional, inteligente. Sí la acción opositora es simplemente axiomática, desconociendo los aportes/propuestas positivas de quien detenta el poder, es obstruccionismo, un aporte al atraso.
Un ejemplo de esa oposición retardataria fue la protagonizada por la bancada del Psuv en el 2016 donde a cada iniciativa de la MUD los diputados rojos rojitos coreaban automáticamente el rechazo a las propuestas de leyes y demás actos legislativos, como el ticket de alimentación a los pensionados, el otorgamiento de títulos de propiedad a los usuarios de las viviendas por programas sociales, ley del primer empleo, entre otras. Como elemento transversal, en sus prefabricados discursos, prevaleció el ataque al sector privado del país, atribuyéndole la carga económica de cualquier acto legislativo, al final de cuentas, el absurdismo ideológico se impuso al bienestar de Venezuela, la bancada Psuv no aportó, su misión era ser una oposición kamikaze, fundamentalista, irracional, protectora del régimen.
Lo propio ocurre con el surgimiento de la denominada “Oposición Clap”, donde figuran el irreconocible Claudio Fermín, Ochoa Antich, Luis Parra, Timoteo Zambrano, entre otros, cuya carga discursiva contiene exactamente los mismos argumentos y ataques que usa el chavismo para minimizar la oposición orgánica venezolana, la reconocida internacionalmente, la dirigida por Juan Guaidó.
Tan es así que, recientemente, Timoteo Zambrano atribuyó la culpa del inconstitucional desacato a la oposición, es decir, que la anulación de los 3 diputados de Amazonas, el engavetamiento del caso, el haber dejado sin representación parlamentaria a esa entidad, así como todas las leyes y demás actos perdidos que pudieron beneficiar al país, por ejemplo la necesaria acción contralora sobre la administración pública amén de los escandalosos actos de corrupción que diariamente señalan al chavismo, según su opinión, fue justo… ¿Qué oposición es esa?
De este modo llegamos a la oposición “real”, al menos en reconocimiento político, la liderada por Juan Guaidó, es una oposición atada de manos dentro de Venezuela, pero con gran influencia fuera de nuestras fronteras. El régimen chavista no da espacio para ninguna acción opositora dentro del país, a cualquier espacio de poder que los venezolanos le quitan electoralmente restan recursos y facultades constitucionales, le imponen un poder paralelo e incluso son capaces de destituirlo, inhabilitarlo o encarcelarlo, la acción opositora en el país está prohibida fácticamente.
Los ciudadanos venezolanos también están minimizados, la torturante agonía de los servicios públicos, la escasez de medicinas, la inflación, la desidia de las instituciones públicas son motivos más que suficientes para hacer arder las calles, pero la atroz acción represiva formal e informal (colectivos) contra todo aquel que manifieste hace que los habitantes de esta maltrecha nación se autocensuren, cedan su derecho a protestar.
La oposición en Venezuela esta desaparecida ¡artificialmente! ello da lugar a que el chavismo imponga sus escenarios innaturales como procesos electorales al margen absoluto de la ley y la legitimidad. El chavismo tiene como oposición a la inmensa mayoría de los ciudadanos, a las organizaciones políticas legítimas, a la comunidad internacional democrática con todas sus estructuras, pero dentro de Venezuela el régimen se acoraza con el manejo discrecional de las instituciones del Estado, sus recursos, sus armas. Es por ello que la democracia ha desaparecido, impusieron un régimen de violencia institucionalizada en un contexto rebosado de oposición.
Leandro Rodríguez / @leandrotango