Investigaciones recientes publicadas por el comisario Iván Simonovis, demuestran que, desde hace años, el terrorismo mundial se mueve con cédulas y pasaportes venezolanos, entregados por los cubanos, que son los encargados en el país, de manejar todo lo referente a los procesos de identidad personal de los nacionales. Obtener estos documentos legalmente es casi una tarea imposible. Es fácil para los terroristas y guerrilleros, tal como se comprobó con Alias “Garganta”, matarife del ELN, un ejército insurrecto armado y protegido por la tiranía, y con los papeles de nacionalidad venezolana en regla. Igual el testaferro mayor que al caer en cabo verde, despegó un vuelo de la cancillería con pasaporte diplomático y nacionalidad venezolana.
Será fácil para la justicia desmontar la trampa, realizando un cotejo de firmas y hacerle un recorrido a ese camino de ilegalidades. Todos estos infames terroristas aparecen en los centros de votación, Igual que los colectivos y los militantes del PSUV, que votan hasta 30 y 50 veces cada uno, con cédulas de personas desaparecidas o que viven en el exterior refugiados. El día de las elecciones es el paseo electoral fraudulento.
El terrorismo desbordado en el mundo, es un delito íntimamente relacionado con la falsedad documental. Los cedulados venezolanos están en todos los puntos del planeta, dispuestos a cumplir las directrices del dogma comunista, para el que también son adiestrados por la tiranía.
El sistema aeroportuario está especializado en detectar fraudes, el problema es que resulta difícil, cuando es la estructura total de un Estado, que organiza los grupos de maleantes, cuyos efectivos operan con documentación distinta, que desechan al cometer el acto criminal, prosiguiendo con datos totalmente diferentes, dejando un camino de sangre en todos los rincones por donde transitan. Cada terrorista, como el tablajero del ELN, tiene hasta 20 identidades diferentes, que utiliza indistintamente de acuerdo a la fechoría a cometer y las particularidades de esta.
En Iraq funciona en la embajada una “fabrica” de pasaportes, allí se entregan a los integrantes de los grupos criminales y también se venden por miles de dólares, lo cual fue denunciado por un funcionario, amenazado de muerte, desde el ministerio de relaciones exteriores.
Los manifestantes, que en varios países organizaron protestas contra los gobiernos democráticos, eran dirigidos por insurrectos apertrechados con identidades falsas, mercenarios del castrochavismo.
Quienes portan pasaportes venezolanos pueden acceder a más de 130 países, sin necesidad de visa. Es una llave para abrir la puerta de la insurrección contra la libertad. En el affaire de Iraq está implicada Delcygate, el embajador en ese país y todos los operadores relacionados con identificación y extranjería al mando de los cubanos.
Luis Velázquez Alvaray