Los vecinos del municipio Sucre del estado Zulia deben afrontar la pandemia por el nuevo coronavirus sorteando las deficiencias eléctricas. En Caja Seca, el principal poblado de este municipio zuliano, se registran a diario hasta 25 bajones mientras que los apagones duran hasta cuatro horas.
Así lo contó Teide Vivas, un comerciante de 35 años, padre de dos hijos, quien asegura perdió la cuenta de las fallas que lo han dejado a oscuras o sin poder trabajar. Contó que desde los apagones del mes de marzo de 2019 el sistema eléctrico es inestable, así como los servicios dependientes de la generación que es competencia de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec).
Teide habita en el sector Santa Cruz, donde la deficiente electricidad impide ejecutar transacciones bancarias. Él es comerciante informal y solo pide que las autoridades que emitan un cronograma, para saber qué día y en qué horarios pueden salir a generar el sustento diario. «Los cortes duran entre tres y cuatro horas, pero siempre es indeterminado. Ninguna autoridad sale a informar lo que ocurre», dijo este martes, 21 de julio, a El Pitazo.
El deficiente servicio le obliga a comprar menos alimentos para que no se deshielen o descompongan en el refrigerador. A sus consideraciones se sumó Maribel Hernández, una comerciante de 43 años que vende verduras y frutas en el centro de Caja Seca, en la parroquia Rómulo Gallegos.
En Sucre los racionamientos desde el mes de marzo de este años eran de seis horas. Corpoelec no tiene una definición de los circuitos como ocurre en los municipios Colón, Catatumbo, Francisco Javier Pulgar y Catatumbo. «Si los tienen es interno porque nadie sabe, solo ellos cuando bajan el breaker y nosotros cuando no las quitan», se queja Vivas.
Los apagones programados se redujeron a tres horas pero las fluctuaciones persisten. La segunda semana de julio se registró un apagón de 21 horas que imposibilitó laborar al comercio, que los niños durmieran o que los vecinos estuvieran comunicados a través de los servicios de telefonía.
La segunda limitante, según el informante, es la nula ejecución del Plan Pica y Poda. Es la vegetación del sistema montañoso la que crece o por efecto de los árboles que caen sobre los tendidos de alta tensión, lo que amerita la salida de los circuitos.
«En Sucre no hay personal técnico que ejecute este plan. Deben venir desde Valera. Las labores se han ejecutado pero no con los resultados esperados. Mientras no se corten los árboles, los vientos y la lluvia los seguirán tumbando; también las ramas y los arbustos hacen contacto con las guayas (cables), lo que amenaza la estabilidad eléctrica», dijo el informante.
El Pitazo