“NO TIENEN UNA VISIÓN DE PAÍS”
La crisis de los emergentes en Venezuela, es ya un hecho irreversible, por mucho, que se intente reconducirlos desde dentro, a partir de diversos lobbies, como el Tea Party norteamericano, son irrecuperables. Es que, los tiempos han cambiado, esa especie de frases como escala de colores, que se ofrecía al votante, como demócratas, revolucionarios, comunistas, y totalitarios, pertenecen al pasado, su contenido no es aplicable a la sociedad venezolana actual. Son solo, ahora una referencia, respecto a un pasado que, que comenzó hoy, por su carácter relativamente reciente, solo el eventual votante, les toma, como un valor referencial, como una eventual orientación, pero, siempre liberados, por supuesto, de su adherencia a determinados hechos que hoy, supondrían un verdadero suicidio.
Hoy, la realidad circundante en la política, es otra. Y esta realidad social está en el cambio, no en las palabras. El fenómeno no es nuevo, pero sí distinto en el que se ha producido.
Los cambios experimentados, solo se han verificado en las denominaciones de los nuevos partidos políticos, frutos de las convulsiones sociales, en el País. Ahora, la sociedad, recuerda a los políticos anteriores e inmediatos a estas convulsiones sociales, por estar ligados por lapsos y postulados de una visión de país.
Los nuevos políticos, de esta realidad circundante, no se encuentran ligados por ningún lapso, ni de clase, ni de corporación ni de familia, como tampoco tienen una “visión de país” se encuentran inclinados, más que por preocuparse más de sus interese particulares y demasiados propensos a no mirar más que por sí mismos, conocemos a unos cuantos, por no decir la mayoría. Y se repliegan en su individualismo, estrecho en el de que toda virtud pública está extinguida.
Hoy, la realidad social actual, parece haberse disuelto, según las últimas encuestas, dejando, a estas organizaciones políticas emergentes y sus denominaciones flotar a la deriva. Eso es lo que indican las encuestas. ¿Qué han hecho de las masas? ¿Y del pueblo? ¿Y de la clase obrera o proletariado? Hoy, lo propio, es hablar de empleados o trabajadores, por un lado, y de inversores, financieros y grandes fortunas, y saben, que esto solo es posible, con los que tienen una visión de país.
Hasta las guerras actuales entre misteriosas milicias, no son sino un elemento más de ese panorama de conceptos a la deriva. Un panorama disuelto, en el que las redes sociales juegan un papel fundamental. Más que el significado de las cosas, lo que cuenta es su imagen, su representación visual. Lo que importa, por ejemplo, no es la capacidad de convocar masas, sino la imagen de esas masas convocadas con mayor o menor éxito.
Todo ello, explica la proliferación de las nuevas denominaciones de los partidos políticos, y sus asociaciones emergentes cuya significación queda, más o menos en el aire. Detrás de la marca registrada y de sus siglas bien puede, haber una sola persona que se ha montado en un partido a fin de resolver sus problemas personales O un colectivo, poco más que un club, organizado en torno a un sólo objetivo, enriquecerse.
Dr. Johnny Galué (@COOTUR)