Siempre hemos sentido cariño, aprecio, respeto y admiración por el Padre Luis Ugalde. El no aparece para que lo vean, al contrario, se coloca a la vanguardia del problema y, sin hablar mucho, proclama lo que piensa se debe hacer. Así, el orden no gana elecciones pero sí las asegura. El Padre Ugalde ha dicho “si el gobierno tiene la facilidad de organizar unas elecciones legislativas, u otras que se les ocurra, porque tiene dinero, armas y soldados, cuanto más puede quien tiene los votos y el apoyo general y espiritual de la población, la comunidad y su pueblo. No pueden arrebatarle el derecho al voto que es un derecho humano.
Con ese 85% de votos no comprometidos con el régimen y una vigilancia fuerte y definitiva con condiciones para una severa neutralidad, se hacen respetar los resultados. Entonces, no habrá cañones que apaguen los gritos del éxito y el contento de las lágrimas de alegría de un pueblo agonizante que ha consumido con su sufrimiento lo más bello de su vida y lo más noble de sus esperanzas porque “el topo a todo” está en sus manos y en sus votos.
Pero es imprescindible ganar la batalla principal, las elecciones. Para eso se necesita un plan que organice las estrategias, que empiece a tratar con las dificultades, entre ellas la falta de financiamiento visible, para ordenar esta empresa, y lograr el no cerrar las fronteras y los aeropuertos.
Así pues, hay que traer en asnos, camellos, trenes, aviones o con los instrumentos que haya a los 5 millones de votantes que pululan por todo el mundo. Lo ideal es que esos venezolanos puedan hacer uso de su derecho al voto en los consulados existentes en cada país mas los consulados ad hoc que se abran para la ocasión. Si esto no se hace, dirige y logra con inteligencia se hará imposible la participación y no habrá éxito, ni alegría.
De allí es por lo que se necesita la guardia y vanguardia internacional para dar fe y testimonio de la verdad de los resultados. Ellos deben estar dispuestos a toda libertad para el control de las elecciones y saben que se precisa dualidad en todo el orden de la organización. En efecto, la vigilancia internacional debe ser escogida por las partes actuantes y debe sobre todo controlar la vigilancia y totalización de los votos.
Como si fuera poco, pueden hasta hacer unas elecciones televisadas que den una pulcritud que el mundo necesita para adentrase a los nuevos tiempos donde nadie puede imponerse por la fuerza y toda competencia que involucre factores de conducta humana tiene que ser competitivas e iguales en condiciones para los sujetos a ejercer y defender sus derechos. De pronto, hasta prohibirse el secuestro de la gente en sus hogares para evitar que puedan votar.
Desde luego que todo esto necesita de la precisión de los acuerdos. El uso de las materias que son o resulten universales se identifican para que se acepten como parte legitima en la discusión. Esto es una invitación a la grandeza que sacamos en su mejor tamaño del sentido universal de un extraordinario proponente como el Padre Luis Ugalde de la Compañía de Jesús.
Sin embargo, Padre Ugalde, todo esto es pensado bajo la premisa de que se respete el sistema democrático consustanciado con sus patrones legales y de costumbres. Pero las contradicciones saltan con impunidad. En efecto, hace unos días el Ministro Padrino López advirtió que toda posibilidad de entrar al gobierno de parte de la oposición “tendría que lograrse por encima de los cadáveres de los generales y soldados del ejército”. Desde luego, esa posición es exacta y en línea proporcional con la verdad de un déspota o un dictador de pesada calaña. Distinta actuación tuvo Pinochet que dio origen a unas elecciones justas y de iguales condiciones y que, por cierto, perdió dentro de las reglas del que sabe perder.
Otro caso acaba de suceder en República Dominicana. Resultaron unos comicios que ganó el candidato de la oposición Luis Abinader. Esto no asombra a nadie, es producto del sistema democrático donde las alternancias son el resultado de las mejores expresiones del sistema. De los países son propietarios todos sus ciudadanos, luego solo con elecciones libres y vigiladas se deciden los controles administrativos por 6 años, según el marco legal actual. Otro buen recuerdo de las normas de las elecciones democráticas fueron las elecciones ganadas por el comandante Chávez Frías en pleno calor del sistema democrático que luego ha sido abusado por el propio Chávez y ahora por Nicolás Maduro haciendo que después de 20 años aun se encuentren en el poder. El mismo Padrino López sigue usufructuando el resultado de unas elecciones chimbas no reconocidas por las naciones más importantes del mundo pero el desafortunado general es capaz de amenazar a una ciudadanía que no se alimenta, ni tiene armas para defenderse. Es posible que ese tipo de proclama pueda ser oída en Cuba pero nunca en boca de un general venezolano.
Si la oposición va a reconocer al ganador y el régimen competidor no lo hará, entonces es mejor no ir a las elecciones para no provocar peores situaciones para el país. De todas formas, creemos que ésta es una negociación que necesita representación, control y vigilancia. Para esa tarea, se requiere profesionales que la puedan seguir y aprobar pero sobre todo se requiere de estadistas probos dispuestos a colocar su sapiencia política en pro del bien común por encima de todo.
Felicitamos al padre Ugalde, por su atrevimiento en buscar resolver un problema complicado y difícil que solo los grandes hombres son capaces de resolver.
Luis Acosta