El presidente del Colegio de Abogados de Haití, Me Monferrier Dorval, fue asesinado la noche de este viernes por desconocidos frente a su casa en el sector capitalino de Pèlerin, no muy lejos de la residencia del presidente haitiano, Jovenel Moise.
El crimen ha creado consternación en la sociedad haitiana, sacudida en los últimos meses por una ola de asesinatos y secuestros, mientras las autoridades parecen no poder controlar a las bandas armadas que ejecutan esos crímenes.
“Alrededor de las 2 de la madrugada (de este sábado), todo el sistema judicial estaba en el sitio en Pèlerin, incluyendo la Dirección Central de la Policía Judicial y un médico forense para establecer la muerte del abogado Dorval”, informa el ministro de Cultura haitiano, Pradel Henríquez, en su cuenta de Facebook.
En esa y en otras redes sociales circulan fotos del cuerpo sin vida de Dorval. Los informes preliminares indican que los atacantes dispararon al menos 15 veces contra el letrado.
El abogado asesinado habló la mañana anterior en una emisora de radio de Puerto Príncipe acerca de la modificación a la Constitución del país, que se debate estos días en círculos políticos y sociales.
“Amo este país y estoy haciendo el sacrificio de mi vida”, fueron las últimas palabras que pronunció Dorval durante la entrevista.
El ministro Henríquez afirmó que el abogado era un intelectual “elocuente y riguroso”.
De acuerdo al funcionario, Dorval ha sido “un gran amigo de las cosas del espíritu y de lo bello”. También, era “un hombre de arte, un hombre de letras”.
Las autoridades no han emitido declaración alguna sobre el asesinato, el cuarto ocurrido en los últimos tres días en la capital.
El jueves pasado, tres personas fueron acribilladas en el área metropolitana de Puerto Príncipe por bandidos armados no identificados.
Entre los asesinados había un hombre de negocios dueño de un supermercado en Puerto Príncipe y un joven presentador de radio.
Una operación policial bautizada “Terminator 1”, lanzada hace varias semanas, no ha dado resultados convincentes ya que las bandas armadas que operan en los barrios más populosos y marginados de la capital, continúan actuando a sus anchas.
EFE