Ven soles y lunas pasar, sembrados en una cola para surtir gasolina, pero se quedan con los tanques vacíos. Larenses denuncian que pasan hasta 5 días en sus vehículos, esperando que haya combustible en las diferentes estaciones. Acusan que hay anarquía por parte de los funcionarios que resguardan las bombas y que además las gandolas surtidoras no llegan todos los días, como aseguran las autoridades.
El equipo reporteril de La Prensa hizo un recorrido por, al menos, 16 estaciones de gasolina en Barquisimeto, subsidiadas e internacionales y la situación era la misma. Interminables colas, usuarios reclamando a los trabajadores de las estaciones que dejan hacer colas «VIP», estaciones completamente cerradas por ausencia de combustible, hamacas guindadas en los arboles cercanos para «echar un sueñito» y la desesperación de los choferes.
Carlos Luis Pérez, chofer de un empresa en Chivacoa, pero vive en Barquisimeto, se quedó con sólo 9 litros en su tanque y no podía viajar hasta Yaracuy para seguir laborando. El domingo 2 de agosto se metió en la cola de la bomba premium de la Venezuela con Bracamonte, quedando al dar la vuelta frente al parque del este; la estación estaba trabajando.
«A las 9:00 de la noche del lunes dejaron de surtir y el martes arrancaron a las 8:00 de la mañana, pero en menos de media hora se acabó el repele de gasolina que quedaba. Avanzamos un poquito y aquí estamos esperando que llegue la gandola, que según, llegaba el martes en la mañana, y estamos a miércoles en la noche y nada, esto es la locura», comentó.
Así como él estaba Héctor Chaviel, quien dormía en su hamaca azul cerca de la cola, pues era la tercera noche que pasaba en la cola. «Hay que dormir, pues ya debemos aguantar hambre, aguantamos ganas de ir al baño, incómodos, gastando más dinero de lo que tenemos y todo para medio llenar el tanque y seguir trabajando. Cada cuatro horas alguien de la cola se mueve hasta la bomba y hasta las 6:00 de la tarde había trabajadores y militares que te respondían que ya estaba por llegar la gandola, pero ahora no hay nadie», contó.
Las bombas de la Bracamonte son premium, pero no había gasolina. Surtieron hasta el lunes y se paralizaron, igual pasó con la estación del centro comercial Churun Merú y la cola entraba a Nueva Segovia y daba dos vueltas de caracol. Las subsidiadas estaban más controladas, había uno que otro carro estacionado en los alrededores, pero no se hizo cola nocturna, supuestamente funcionarios de las FAES y militares prohibieron que se quedaran vehículos pernoctando.
«A eso de las 8:00 pasan las FAES y dicen que no nos podemos quedar», según Luis Fernando Camacaro, quien estaba en la bomba de La Sindical, en la avenida Libertador con calle 42. Camacaro, quien trabaja de libre con su vehículo, afirma que se queda estacionado cerca de la bomba para agarrar un puesto cercano y poder surtir. «Mañana abre la bomba y pasan primero funcionarios, ambulancias y otros, pero el pueblo no pasa, nosotros también necesitamos comer», asegura.
Usuarios también denunciaron supuestos pagos que deben hacer a los funcionarios que resguardan las bombas, para ser incluidos en colas «VIP», garantizando llenar el tanque. «Aquí hay que moverse, supervisar quién pasa en la cola, pero uno mismo ve que hay tanto trabajadores como policías y militares que reciben dinero por dejar pasar a gente que cae como paracaidistas en las colas y uno que tiene más de cuatro días pasando roncha queda por fuera», denunció Juan Medina.
En gran parte de las bombas tenían ayer tres días que no recibían gandolas de gasolina. Nicolás Maduro el 26 de mayo anunció la llegada de los busques iraníes que resolverían la escasez de combustible, pero a tan sólo dos meses y medio se ve la irregularidad en el surtido de las estaciones.
La Prensa de Lara