La niña, de entre cuatro y cinco años, estaba disfrutando de la playa junto a su familia en la costa del pueblo griego de Antirrio. Estaba subida sobre un gran unicornio inflable y flotaba en la orilla. Sus padres la veían desde la arena, confiados en que no podía pasar nada por lo calmas que son las corrientes.
Pero el mar es el mar. Bastó un instante de distracción, combinado con una brisa un poco más fuerte, para que, de un momento a otro, la niña quedara a varios metros de distancia de la orilla. Sus padres se desesperaron, porque se dieron cuenta de que ya estaba a una profundidad a la que era demasiado peligroso meterse en el agua nadando para sacarla. Entonces, pidieron ayuda.
Acudieron a hablar con las autoridades portuarias, que actuaron con gran velocidad. Según informa The Greek City Times, estas se contactaron de inmediato con el capitán del “Salaminomachos”, un ferry que cubre la ruta Rio – Antirrio, conectando el noroeste de Grecia con el Peloponeso. La embarcación navegaba en la zona en ese preciso momento.
La tripulación del Salaminomachos no tardó en divisar a la niña. Estaba a la deriva en medio del mar, muy lejos de la costa, pero llamativamente tranquila. Casi como si estuviera dando vueltas en una piscina. Muy lentamente, el ferry se fue acercando a la menor para sacarla del agua. Todo quedó registrado en un impactante video.
Cuando el unicornio inflable hizo contacto con el ferry, ya había tres miembros de la tripulación listos para levantar a la niña y a su embarcación de juguete. Minutos después, la llevaron a la costa, donde la esperaban sus padres, que no sabían cómo agradecer al capitán del barco y a sus colaboradores.
Antirrio es un pueblo ubicado en la región de Aetolia-Acarnania, en Grecia Occidental. Desde 2011 forma parte del municipio de Nafpaktia, del que es una unidad municipal. Está situado en el lado norte del estrecho de Río, que separa el Golfo de Patras del Golfo de Corinto.
No es el primer incidente de estas características que se produce en la zona. El mismo ferry ha recogido recientemente a un anciano, que descansaba en un colchón inflable cerca de la orilla, cuando también se vio arrastrado por la corriente. Al igual que la niña, fue rescatado totalmente ileso.
Mucho más dramático es lo que le ocurrió el año pasado a la médica rusa Olga Kuldo, de 55 años, en Creta. También estaba descansando en una cama inflable cuando el mar se la llevó, pero no había ningún ferry cerca para salvarla.
Pasó 21 horas flotando en mar abierto, hasta que un avión que inspeccionaba la zona en busca de inmigrantes ilegales la divisó. Estaba a 11 kilómetros de la costa. Entre el frío de la noche y las quemaduras por la exposición prolongada al sol, la mujer sufrió graves secuelas.
Pero no solo en Grecia suceden estos incidentes. A principios de agosto pasó algo muy parecido en el norte de Gales, en el Reino Unido. Un niño de seis años que estaba en un cisne inflable también fue arrastrado por la corriente. Lo encontró un hombre en la costa de Black Rock Sands. Estaba inconsciente, flotando en el agua, y debió ser trasladado en un avión sanitario para que lo atiendan de urgencia.
Infobae