La política de EEUU hacia Venezuela está basada en promover un proceso electoral democrático donde el pueblo elija libremente a sus próximos líderes.
En medio de las adversidades que enfrentamos a causa del COVID-19, los ciudadanos y los países democráticos de la región que valoran la estabilidad de nuestro hemisferio debemos estar alertas ante la conocida maniobra del dictador Nicolás Maduro de convocar a elecciones ilegítimas.
Es importante destacar, que la única institución legítimamente electa por el pueblo venezolano que aún prevalece en el país es la Asamblea Nacional. A pesar de las maniobras dirigidas por el sindicato criminal de Maduro que también manipula y controla el Consejo Nacional Electoral (CNE), las fuerzas de seguridad de Venezuela y los colectivos. No podemos olvidar que Maduro es el líder de una mafia criminal y no de un gobierno representativo. El dictador ha sido sancionado por conspirar y participar en el tráfico ilícito de drogas con organizaciones criminales y terroristas, incluyendo las disidencias de las FARC e integrantes del ELN.
De acuerdo a la Constitución venezolana, el presidente interino Juan Guaidó es el líder de esa nación hasta que se convoquen elecciones libres, justas, y transparentes. La política de EEUU hacia Venezuela está basada en promover un proceso electoral democrático donde el pueblo elija libremente a sus próximos líderes. Por ende, hasta que eso suceda, Estados Unidos y la comunidad internacional, incluyendo los países que defienden el estado de derecho deben continuar apoyando al presidente interino de Venezuela. Esta semana, durante una audiencia en el Comité de Relaciones Exteriores en el Senado de EE.UU. el Representante de Estados Unidos ante Venezuela, Elliott Abrams, resaltó que “el presidente constitucional de Venezuela hoy y después del 5 de enero del 2021 es Juan Guaidó.”
La posición de EE.UU. bajo el liderazgo del presidente Trump ha sido ayudar al pueblo venezolano a restaurar su democracia y el orden de derecho. Ahora, el hecho de que el régimen convocó a elecciones parlamentarias fraudulentas, es una nueva oportunidad para que las democracias del mundo le reiteren al pueblo venezolano que no se doblegan ante un narco-régimen. Debemos rechazar los esfuerzos de cualquier integrante de la oposición que negocie o coopere con la dictadura de Maduro. Y también tenemos que esclarecer que los Estados Unidos no tolerarán y condenarán rotundamente los esfuerzos de convocar a elecciones ilegítimas para reemplazar a los integrantes de la Asamblea Nacional.
Al parecer, la dictadura de Maduro está tratando de reclutar a políticos venezolanos para que se postulen como candidatos de la oposición. Esos títeres son simples monigotes de la narco-dictadura criminal que ha desencadenado la crisis humanitaria más grande que hayamos visto en nuestro hemisferio. Las Naciones Unidas estima que 5.2 millones de venezolanos han abandonado el país y que alrededor de 4.3 millones de migrantes han buscado refugio en países latinoamericanos y del Caribe. Espero que la oposición venezolana mantenga su firmeza y unidad en estos momentos en que la dictadura convoca a nuevos comicios ilegítimos.
El anuncio del gobierno interino de Venezuela que destaca el apoyo unánime de más de 25 partidos políticos y resalta la decisión de no participar en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, es una señal esperanzadora que evidencia que aún existen personas que no son cómplices de la dictadura. Esos parlamentarios están defendiendo la integridad de la Asamblea Nacional. Es esencial que la comunidad internacional, incluyendo los países del Grupo de Lima, rechace las elecciones parlamentarias convocadas por Maduro y respalden el boicot del 6 de diciembre.
Mi mensaje para el pueblo venezolano y los defensores de la libertad y la democracia es reiterarles que llevar a cabo una elección con el dictador Maduro no es ni viable, ni aceptable. Unos comicios con el narco dictador estarían caracterizados por manipulación y fraude en el sistema electoral. Elecciones con Maduro tendrían irregularidades que solamente resultarán en más violaciones del estado de derecho por parte de la dictadura. Mi único deseo como legislador estadounidense es que vuelva la democracia a Venezuela. Sé que han sido años de lucha pero tenemos que seguir con fuerza, unidad y esperanza. El pueblo americano está con ustedes, y los Estados Unidos los apoya.
Nota de Prensa