La magistrada de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, un ícono progresista, falleció el viernes a los 87 años, un hecho que podría abrir una intensa batalla política a menos de dos meses de las elecciones presidenciales.
Esta jueza progresista falleció como consecuencia de un cáncer de páncreas, rodeada por su familia, anunció el máximo tribunal en un comunicado.
En frágil estado desde hace años, esta defensora de la causa de las mujeres, de las minorías y del medio ambiente había sido hospitalizada en dos ocasiones en este verano boreal y su estado de salud era seguido de cerca por los demócratas, que temen que el presidente republicano Donald Trump se apresure a nombrar a su sucesor, reseñó AFP.
Trump, quien se encuentra haciendo campaña en Minnesota, estaba sobre el escenario en medio de un mitin cuando se dio a conocer la noticia de la muerte de la popular jueza y fue informado del fallecimiento por reporteros después de su discurso.
“¿Acaba de morir?”, dijo según reporteros en el lugar. “No lo sabía, ella tuvo una vida increíble, ¿qué más se puede decir?”, añadió. Pero la oposición expresó rápidamente sus preocupaciones.
Momentos después del anuncio de su muerte, el líder demócrata del Senado, Chuck Schumer, saludó a una “gigante en la historia de Estados Unidos”, pero pidió no apresurar la elección de su sucesor.
“El pueblo estadounidense debe tener voz en la selección del próximo juez de la Corte Suprema. Su puesto no debe asignarse hasta que tengamos un nuevo presidente”, tuiteó.
Sin embargo, el jefe republicano del Senado, Mitch McConnell, se apresuró también a declarar que organizará una votación en la cámara alta si Trump nombra antes de la elección del 3 de noviembre al sucesor de la magistrada.
“Nosotros prometimos trabajar con el presidente Trump y apoyar su programa, especialmente sus notables selecciones para los puestos de jueces federales”, señaló en un comunicado.
Según la radio NPR, la misma magistrada había confiado sus últimos deseos a su nieta, Clara Spera.
“Mi mayor deseo es no ser reemplazada hasta que un nuevo presidente haya prestado juramento”, le dictó unos días antes de su muerte.
Extremadamente popular
Ansioso por galvanizar a los votantes de la derecha religiosa, Trump ya había publicado una lista de jueces conservadores, la mayoría de ellos opuestos al aborto y favorables al porte de armas, de la que elegiría el próximo integrante de la Corte Suprema.
De acuerdo con la Constitución, corresponde al Senado aprobar la elección del presidente. Y, dada la mayoría republicana en la cámara alta, es muy posible que el candidato del mandatario entre en el templo del Derecho.
Esto cimentaría la mayoría conservadora en el alto tribunal, que tiene la última palabra sobre los temas que más dividen a la sociedad estadounidense: el aborto, los derechos de las minorías, el porte de armas, la pena de muerte …
Hoy, los cinco jueces conservadores de este organismo de nueve miembros no votan de manera unificada, y es común que alguno de ellos vote con sus colegas progresistas.
Por el contrario, el cuarteto progresista, del cual “RBG”, como se la apodaba, era la figura más conocida, a menudo votan unidos para defender el derecho de las mujeres a interrumpir el embarazo, de los homosexuales a casarse o para defender a los inmigrantes.
Nombrada en el tribunal superior en 1993 por el presidente demócrata Bill Clinton, Ruth Bader Ginsburg se había vuelto extremadamente popular a pesar de la seriedad de su cargo.
Gracias a sus posiciones coincidentes con las aspiraciones de los más jóvenes, ella los había conquistado, hasta el punto de ganarse el sobrenombre de “Notorious RBG” en referencia al rapero Notorious BIG.
A pesar de su posición de izquierda, republicanos y demócratas inmediatamente le rindieron homenaje. “La jueza Ginsburg ha allanado el camino a numerosas mujeres, yo incluida. Nunca habrá nadie como ella. Gracias, RBG”, tuiteó la excandidata presidencial Hillary Clinton.
La magistrada fallecida “fue una pionera, apasionada por sus causas, sirvió con honor y distinción en la Corte Suprema”, dijo a su vez el senador republicano Lindsey Graham, cercano del presidente.
AFP