Cuando el candidato se despertó una mañana después de un sueño intranquilo, se encontró sobre su cama convertido otra vez, en el candidato que fue y le faltó coraje para reclamar lo que había ganado.
“Son muchas patas ridículamente pequeñas, en comparación con el resto de su tamaño”, describía el famoso escritor para explicar la transformación de Gregor Samsa en Insecto.
Nuestro Samsa vive de una obsesión: ser candidato.
Ese día “Su mirada se dirigió hacia la ventana” y veía multitudes que no existen.
“Eso de levantarse pronto lo hace a uno desvariar…el hombre tiene que dormir” y alguien le exige una explicación:
“Estoy asombrado, estoy asombrado. Yo le tenía a usted por un hombre formal y sensato y ahora de repente parece quiere usted empezar a hacer alarde de extravagancias externas. Pierdo todo mi deseo de dar la cara en lo más mínimo por usted”.
Alguien diría hoy igual. Estoy asombrado. Y recordar cuando usted repetía:
“A algunos opositores le tiran un hueso y lo agarran”.
“Es inmoral que los gobernadores juren ante la Constituyente, el órgano chavista para arrinconar a la oposición”
“Nicolas a ti nadie te eligió presidente”.
“Las sentencias del TSJ son un abuso”.
“Sí dejan una rendija, hay que aprovecharla”.
Todas estas afirmaciones son tomadas de internet, donde legítimamente se ha expresado, porque el gobierno ha tomado todos los medios. La metamorfosis consistió en afirmar días después: “no podemos ser gobierno por internet”.
Al igual que el personaje de Kafka, “se le ha olvidado recordar que reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas”.
Lo grave es que, volviendo a la rendija, lo más peligroso para un pueblo que desea una salida, es la equivocación de meter el pie y atascarse en este mar fraudulento que es el régimen, o que era, a su real ver y entender.