Las ciudades son el asiento de condiciones materiales e inmateriales que favorecen el crecimiento económico y generan recursos sin los cuales, es imposible alcanzar metas de bienestar, especialmente en el contexto de un mundo creciente y mayoritariamente urbanizado.
Sin embargo, en Venezuela el papel de nuestras ciudades mengua ante la grave crisis general que vive la nación, en donde existen 13 ciudades mayores de 500.000 habitantes (69% de la población), y hay 73 ciudades mayores de 100.000 habitantes, todas afectadas por años de abandono y de ausencia de políticas, planes urbanos y actuaciones coherentes y sostenidas.
Las ciudades venezolanas se han convertido en aglomeraciones desordenadas y congestionadas por deficiencias en los servicios públicos, la accesibilidad del transporte, el deterioro y pérdida progresiva de los espacios públicos, la seguridad y la problemática habitacional.
El aparente buen trato a algunos sectores urbanos, en algunas ciudades de los 335 municipios que conforman la geografía nacional, no hace sino confirmar la excepción a la regla general de desorganización y falta de coherencia y competencia en el manejo y gestión de los problemas urbanos.
Venezuela tiene una de las mayores tasas de urbanización del continente y un nivel de infraestructura importante y recuperable -aún a pesar de su situación de deterioro actual- y una organización institucional local que sufre por mengua de recursos y por las políticas recientes de concentración central del poder.
Sin embargo, se mantienen vivas las oportunidades de desarrollo para la reconstrucción económica, urbana y la proyección de nuestras ciudades como fuentes de crecimiento, empleo y bienestar.
Gobernabilidad y descentralización democrática
El populismo, el rentismo, el centralismo militarista, el dinero fácil producto de la corrupción, la falta de moral y de ética, de solidaridad y sobre todo, de responsabilidad ciudadana, nos trajo hasta donde hoy estamos, y constituyen una enorme fuerza contraria a la sostenibilidad de nuestras ciudades que hoy en día no solo sean caóticas, sino también invivibles.
Una vez que se restituya la institucionalización y la gobernabilidad del país, será necesario aprobar una nueva Ley de Descentralización y Transferencia de Competencias del Poder Nacional al Poder Municipal. Esto conllevara también definir el rol de los Gobiernos Metropolitanos y Municipales, en donde se garantice la gobernabilidad local y la participación ciudadana y se recupere el bienestar social a sus habitantes.
Será importante además tomar en cuenta que la mayor parte de las acciones que pueden realizarse con el fin de lograr un buen nivel de sostenibilidad urbana en las ciudades dependerán de importantes proyectos y grandes inversiones, por ejemplo: El rescate de toda la infraestructura de generación y transmisión eléctrica, la recuperación de los sistemas de captación, tratamiento y distribución de agua potable, la recuperación de toda la infraestructura vial y de comunicaciones del país, así como la construcción de nuevos rellenos sanitarios e implementar modernos sistemas de manejo y procesamiento de los desechos sólidos, entre otras grandes inversiones de corto y largo plazo y permanentes, como parte del desarrollo territorial del país.
La reconstitución de las ciudades venezolanas dependerá, en gran medida, en desarrollar como su principal riqueza el capital humano, la generación de empleo, innovaciones y el desarrollo tecnológico. Este objetivo implica la puesta en marcha de la planificación urbana, la planificación económica, y la optimización del desempeño económico financiero de los gobiernos metropolitanos y municipales integrados.
La planificación urbana existente debe actualizarse, adoptando el estudio del potencial económico de la ciudad, de las actividades generadoras de riqueza, para definir estrategias de inversión y planificación, con base en la modelación económica y espacial. Los planes urbanos y territoriales deben ser actualizados bajo criterios de promoción del desarrollo y del crecimiento urbano compacto y sostenible, ratificando el reconocimiento del sistema integrado y jerarquizado de metrópolis. Esto hace que las acciones que puedan emprenderse para hacer sostenibles a nuestras ciudades con horizonte al año 2030 y más allá, varíen según el tamaño, características y deficiencias propias de cada ciudad. No puede haber un plan único ni planes preconcebidos.
La ciudad como generadora de cambios
La ciudad es el producto de factores económicos, sociales, políticos y culturales. Asimismo, la ciudad es también una fuerza cuya influencia es capaz de afectar la vida humana de las formas más variadas. De la ciudad emerge la cultura urbana que constituye un elemento básico que estimula permanentemente la innovación y la creación, que favorece el desarrollo económico.
El mejoramiento del ambiente urbano va mucho más allá que la mera planificación física. La problemática no debe ser atacada desde la óptica exclusiva del diseño de estructuras físicas como viviendas, calles, escuelas, centros comunitarios, etc. Es imperativo coordinar la planificación física con la económica, la social, la ecológica. Esto implica la adopción de medidas dentro de un contexto de planificación nacional, regional y urbana que tome en consideración la realidad del país en toda su amplitud, además de propiciar un cambio de mentalidad generando un sentimiento de pertenencia y propiedad entre todos sus habitantes; con la creación de espacios públicos seguros, inclusivos, accesibles, verdes y de calidad que creen las condiciones adecuadas para las familias, la cual es una de las condiciones imprescindibles para poder lograr ciertas metas en la difícil pero no imposible tarea de mejorar la calidad de la vida en las grandes ciudades del país.
El establecimiento de cualquier política con miras a solucionar el problema de la marginalidad, requiere una completa evaluación de las áreas marginadas que tome en consideración la función que cumplen dentro de la vida urbana. En otras palabras, las funciones cumplidas por los barrios (muchas de las cuales pasan desapercibidas), son de gran magnitud y complejidad. Por ello, cualquier
“No hay ninguna lógica que pueda ser impuesta a la ciudad; La gente la hace, y es a ella, no a los edificios, a la que hay que adaptar a nuestros planes”. Jane Jacobs
Arq. Abg. José Antonio Robles
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