Venezuela está hoy, más que nunca, en el ojo del huracán. En los espacios de televisión, en las primeras páginas de los medios impresos y en los debates radiales de muchísimos países del mundo, el tema fuerte tiene que ver con el informe dado a conocer recientemente, por la Comisión Especial de Derechos Humanos designada por la ONU. Dentro de Venezuela las redes sociales vencen el cerco mediático impuesto por la narcotiranía. A duras penas y corriendo todos los riesgos, los portales digitales publican crónicas relacionadas con ese lapidario dictamen, que reconfirma que Maduro y sus socios en la corporación criminal que integran, son responsables de cometer crímenes de lesa humanidad.
Una de las primeras conclusiones a las que llegan los analistas, es que Maduro luce como el Milošević tropical. Recordemos que el año 2001, el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia, solicitó la detención de Milošević al Gobierno formado por el que subió al poder Vojislav Koštunica, tras ganar las elecciones, aunque Yugoslavia no había reconocido en ese momento la jurisdicción de dicho tribunal.
El proceso de captura y el juicio se comenzó de forma ágil, sin demoras. Los crímenes imputados al jefe militar de Yugoslavia estaban más que demostrados. En eso hay un gran parecido con la causa que se le sigue a Maduro. Se sabe que actualmente no hay un sistema de justicia autónomo en Venezuela, los tribunales del país fueron reducidos a mamparas y puestos al servicio de la tiranía. En razón de esa realidad es que se ha apelado a las instancias internacionales y esperamos que se acelere el proceso, inexplicablemente demorado en la Corte Penal Internacional.
Mientras tanto las protestas cobran más fuerza en un país donde la gente carece de todo. Es necesario y justo destacar que en Venezuela jamás la ciudadanía ha dejado de luchar por la libertad conculcada, ni por los servicios que han desaparecido. Las protestas son a diario. Cuando no es por agua potable, es por el reclamo de luz eléctrica. También por conseguir una bombona de gas, ya que la gente no se resigna a tener que buscar en lomo de burro la leña con la que se quiere sustituir el combustible para cocinar.
Son más de dos décadas trajinando en las calles, realizando marchas que siempre son repelidas con una violencia brutal, porque a Maduro le incomodan las denuncias que corean los manifestantes para hacerse escuchar por unos funcionarios que sólo se han dedicado a robarse el dinero público.
Esta semana que finaliza, el epicentro de las luchas ciudadanas ha sido el estado Yaracuy, sin dejar de citar también las quejas de los guariqueños de Zaraza que igualmente retomaron las calles denunciando las corruptelas que hacen con todo el descaro los acólitos de Maduro, traficando con la poca gasolina que llega a las estaciones de servicio de esa localidad. Los productores que hacen su queso, están que revientan de indignación, porque cada vez son más irritantes las matracas de funcionarios que les quitan su producto, en esa hilera de alcabalas que instalan en las carreteras.
Mientras tanto en Puerto Ordaz, estado Bolívar, se da una protesta por una motivación insólita: no hay agua potable. ¡Que paradoja! Resulta que esa región fue dotada por la naturaleza con dos inmensos ríos, el Orinoco y el Caroní, además de contar con una de las represas más grandes del mundo, el Guri. Pero resulta que los acueductos y las plantas potabilizadoras están en malas condiciones, no les hacen mantenimiento adecuado, porque los dineros se los roban. Esa es la verdad y contra eso seguirá protestando la ciudadanía hasta que caiga la tiranía.
Antonio Ledezma / @alcaldeledezma