“Cuando estuve intubado me comenzaron a dar plasma y vieron mis reacciones, que fueron buenas, y sobre eso siguió el tratamiento”, contó Lenin García , militar mexicano Cuauhtémoc, de 54 años, y quien estuvo 36 días hospitalizado, 14 de ellos conectado a una máquina que le ayudaba a respirar.
El teniente coronel, quien es el jefe del Centro Ecuestre de Alto Rendimiento de la Secretaría de la Defensa Nacional, es uno de los 140 pacientes que se encuentran en un protocolo de investigación en el Hospital Central Militar, en la capital del país, con un tratamiento con plasma para superar la COVID-19.
“Creo que fue el día 14 cuando me tenían que desentubar y no presentaba mejoría, (le ponen el plasma) y ya casi al final presentó cierta mejoría y es fue lo que le dio confianza a mis doctores (de desentubarlo)”, afirma.
García, catalogó como un gesto solidario de personas recuperadas de COVID-19 que donen su sangre, que puede ser de gran ayuda para pacientes que cursan la enfermedad con cuadros críticos.
El plasma, explica la médico cirujano Carmen Gabriela Torres, es la parte líquida de la sangre la cual se obtiene después de un proceso de centrifugación.
“En el plasma se encuentran proteínas llamadas anticuerpos que de alguna manera ayudan al paciente a recuperarse de la enfermedad”, afirma.
“La donación del plasma debe ser un instrumento que nos motive, a los que podemos participar, de ayudar y contribuir de alguna forma porque finalmente es algo que está salvando vidas”, señala Dolores Yael Torres Herrera, esposa de García.
Efe