Entendamos, las parlamentarias del 6 de diciembre se desarrollarán en la fecha pautada contra viento y marea, pues detrás de ese evento solo subyace el desespero del régimen por fingir democracia, edulcorar la visión dictatorial que recae sobre él desde el mundo democrático, por tal motivo, la pandemia y demás condiciones absurdas se supeditan a un tercer plano. Como es lógico pensar, esta jugada no generará ni remotamente los efectos deseados por la cúpula chavista, pues es flagrante la violación constitucional y a todo precepto democrático.
Detrás de estas parlamentarias en condiciones absurdas, también subyace el intento de derribar las barreras que impiden, sobre todo a China y Rusia, realizar convenios, créditos y financiamientos con el régimen. Es muy poco probable haya alta participación, a diferencia de la oposición, el chavismo sabe la abstención es un fenómeno ingobernable, le asegurará la mayoría (incluso calificada) en la nueva Asamblea Nacional. La gran incógnita es ¿Se atreverán sus aliados internacionales realizar convenios con un parlamento cuestionado en su origen por la comunidad internacional determinante e influyente? Creemos que no, China lo demostró cuando desde 2019 frenó su caudal crediticio ante el mismo cuestionamiento de origen de Maduro.
La oposición salva vidas del régimen y la de Capriles (no sabemos si existen diferencias) manosean una falsa premisa, creen o hacen creer son capaces de revertir la abstención y ello es irreversiblemente falso. Lo hemos dicho reiteradamente, la abstención es un fenómeno social espontáneo ¡el más legítimo! en contra de una institucionalidad pública secuestrada por el régimen que anula todos los efectos del voto: no premia, no castiga, menos aún genera cambios. Por tal motivo, mientras exista esta condición desinstitucionalizada el venezolano no volverá votar… no es una hipótesis ni una premonición agorera, es una realidad que se repite desde 2017.
El mal está hecho, se augura que la posible observación del viejo continente pueda motivar al voto lo cual también es tan falso como inútil ¿Qué va observar sí el régimen ya aplicó su diseño antidemocrático a todo el espectro electoral? Impuso CNE, candidatos, partidos, electores, incrementó inconstitucionalmente el numero de diputados, entre un sinfín de otras legalidades. Lo único que pudiera atestiguar Europa y la ONU es la consumación de otro lamentable proceso electoral al margen absoluto de la ley, la democracia… el régimen estaría cometiéndose un autogol.
Trágicamente, el 6D 2020 será otra fecha, como todas las realizadas desde la “constituyente”, que solo deparará otra institución inoperante para el país, no tendrá ningún reconocimiento que permita cumplir con las facultades y competencias establecidas en la Constitución que viola, Venezuela continuará mismo rumbo destructivo, con la diferencia que cada vez es más aprisa.
Para la oposición legal y legítima (por reconocimiento internacional), la de Guaidó, continuará intentando reavivar la fe que un día tuvieron los venezolanos a través del nuevo pacto multipartidista, pero tampoco creemos tendrá éxito, el plebiscito que plantea ya se realizó en julio 2017 y aún sigue esperando materializarse ¿Por qué hacer otro le increpan? Además de recurrir al voto, mecanismo desechado por el venezolano en esta injusta coyuntura. Detrás de esa acción, intenta mantener viva la oposición ante un desempolvado Capriles y, al igual que el régimen, mientras la comunidad internacional envié sus “aportes”.
La verdadera reflexión detrás del 6D se logra no a través de la manipuladora premisa “hay que ir a votar porque al régimen lo rechazan más del 80% de los venezolanos” ¡No! lo que hay detrás de ese evento se descifra con esta interrogante “¿Qué régimen con menos de 20% de aceptación se desvive por realizar un proceso electoral?”… cómo diría Juan Manuel Mayorca “Algo huele a podrido”.
Leandro Rodríguez / @leandrotango