La actriz Diana Rigg, reconocida desde los años sesenta por su participación en la serie «Los vengadores» (1961-1969) y por ser la esposa de James Bond en «Al servicio secreto de su majestad» (1969), ha muerto este jueves a los 82 años. Lo ha hecho en su casa rodeada de su familia. Rigg era «un miembro amado y admirado de su profesión, una fuerza de la naturaleza que adoraba el trabajo con sus compañeros. Va a ser muy extrañada», señaló su agente en un comunicado. «Estaba en casa con su familia, que ha pedido privacidad en estos momentos difíciles», añade.
Esta actriz de teatro, que estudió en la Royal Academy of Dramatic Art antes de debutar en la Royal Shakespeare Company en 1959, aseguraba que no tenía ni televisor en casa cuando la llamaron para que interpretara a la espía Emma Peel. Pero fue este papel, y las patadas de kárate que realizaba vestida de cuero, lo que le llevó a la fama. Sus compañeros de teatro le advirtieron de que ese personaje, de chica de acción con ropa provocativa, podría ser el final de carrera. Rigg no les hizo caso.
«Los vengadores» seguía las aventuras del superespía John Steed (Patrick MacNee) y su secretaria (Rigg). La ficción, cuya trama Rigg aseguró no llegar a entender, jugaba con la tensión sexual que existían entre ambos personajes mientras resolvían multitud de casos en plena Guerra Fría. En cierto modo, se trataba de una parodia del género de espionaje y de los agentes secretos.
Continuó con ese género (y con la esperanza de ser conocida en Estados Unidos) para interpretar a la única esposa de Bond, James Bond: a la condesa Teresa Di Vicenzo, «Tracy». Diana Rigg protagonizó «Al servicio secreto de su majestad» junto a George Lazenby, quien solo dio vida al Agente 007 en la citada película y, pese a ello, ha sido férreamente preferido como encarnación del personaje por un sector de fans. De hecho esta película fue la segunda más exitosa en taquilla de 1969 solo superada por «Dos hombres y un destino». Ese viaje al otro lado del Atlántico le valió para conseguir su próximo proyecto: «Diana» (1973-1974). Duró poco y recibió malas críticas, pero le sirvió para afianzarse en la industria (y pagar las facturas).
Pese a sus proyectos en la pantalla, no se desvinculó de teatro. Ganó un Tony por su interpretación de Medea en 1994, y estuvo nominada en otras cuatro ocasiones, la última de las cuales fue en 2019 por My Fair Lady en Broadway. Mientras que el éxito televisivo le llegó en los sesenta, el teatral lo tuvo en los noventa. Durante su dilatada carrera, también recibió dos premios Bafta, en 1990 por «Mother Love» y en 2000 por «Los Vengadores», y estuvo nominada en nueve ocasiones a los Emmy, un galardón que se llevó en 1997 por su papel en «Rebecca».
En 1983 publicó un libro, «No Turn Unstoned», donde recogía -con ayuda de sus compañeros de profesión- las peores reseñas sus compañeros de profesión confesaban las peores reseñas que habían recibido en sus carreras.
La reaparición explosiva de Olenna Tyrrell
«Díselo a Cersei. Quiero que sepa que he sido yo». En la larga carrera teatral de la interprete también hubo títulos de la pequeña y la gran pantalla. Había vuelto a destacar recientemente por su participación en Juego de tronos, donde interpretaba a Olenna Tyrrel. Muchos de los seguidores de la ficción que da vida al universo de George R.R. Martin aseguran que el personaje de Rigg es el mejor secundario con el que «Juego de Tronos» podría soñar. La Reina de las Espinas se enfrentó a Cersei Lannister, apoyó a Sansa Stark y defendió a su nieta Margaery, pero también fue la responsable de la deseada muerte de Joffrey Baratheon.
«Durante la mitad de su vida, Diana fue la mujer más hermosa de la habitación, pero era lo que solía llamarse una Trouper. Se fue a trabajar con las mangas arremangadas y una sonrisa para todos. Hertalent era luminosa», dijo el dramaturgo británico Tom Stoppard en una declaración.