Una restauración de una de las esculturas de Miguel Ángel de la Virgen María y Jesucristo ha develado detalles hasta ahora desconocidos, incluyendo marcas de las herramientas del artista, ocultos bajo siglos de polvo y cera.
El Museo dell’Opera del Duomo en Florencia dijo el miércoles que la limpieza de la “Piedad florentina” (también llamada “Piedad Bandini”), que comenzó el año pasado pero se suspendió debido a la pandemia del coronavirus, fue reanudada y que el público ahora puede acudir en grupos pequeños a ver a los restauradores trabajando.
La limpieza, la primera conocida de la escultura, es minuciosa: los restauradores usan hisopos sumergidos en agua caliente desionizado para retirar la capa de suciedad acumulada en las grietas de la enorme pieza de mármol de Carrara.
Miguel Ángel esculpió la “Piedad florentina” entre 1547 y 1555, cuando tenía casi 80 años. Es la tercera Piedad conocida del maestro renacentista. Una más temprana se encuentra en el Vaticano, cerca de la entrada de la Basílica de San Pedro, y una posterior, la “Piedad Rondanini”, está en un museo en Milán.
El museo en Florencia dijo que a diferencia de las otras dos Piedades, en las que el cuerpo de Jesucristo es sostenido sólo por su madre, en la “Piedad Bandini” es también sostenido por María Magdalena y el personaje bíblico de Nicodemo, cuyo rostro es un autorretrato del propio Miguel Ángel.
Miguel Ángel pensaba colocar la escultura en una capilla en Roma cerca de donde imaginó tener su tumba, pero el museo dijo que eventualmente abandonó la obra y hasta trató de destruirla antes de dársela a un sirviente que la hizo reparar.
AP