Sí, Serena Williams ganó otra vez en sets corridos. Y avanzó a un duelo netamente estadounidense ante Sloane Stephens.
Pero este triunfo en el Abierto de Estados Unidos no se apegó al plan de la veterana estrella.
Su saque fue apenas ordinario en ocasiones. Su agilidad de pies pareció lejos del máximo potencial. Williams debió salir adelante de unas cuantas situaciones comprometidas el jueves, ante una rival que figura apenas en el puesto 117 del escalafón.
Pero doblegó 6-2 y 6-4 a la rusa Margarita Gasparyan, y emitió un sonoro “¡sí!”, que reverberó en un estadio Arthur Ashe prácticamente vacío, al finalizar el encuentro.
Pareció una exclamación más de alivio que de entusiasmo.
“Hubo cosas que me frenaron y me frustraron”, reconoció Williams, quien ha ganado en Flushing Meadows seis de sus 23 títulos de Grand Slam y quien llegó a la final en los últimos dos años. “Sin embargo, estoy ahí, peleando. Hubo apenas un retroceso menor. Si acaso, esto me ayudará a saber qué no debo hacer la próxima vez”.
Esa ocasión siguiente llegará el sábado ante Stephens, quien conquistó el US Open en 2017.
Será el séptimo enfrentamiento entre ambas. Williams tiene una foja de 5-1 ante Stephens, incluidas victorias en los últimos cuatro duelos, aunque no juegan entre sí desde el Abierto de Francia de 2015.
La única victoria de Stephens ante su compatriota se remonta al Abierto de Australia de 2013.
Ciertamente, un duelo de este calibre no parece corresponder a la tercera ronda de un major. Pero el cuadro de un certamen con muchas ausencias en medio de la pandemia ha derivado en situaciones desafortunadas para algunas tenistas.
“Jugaré con una rival muy buena demasiado pronto”, dijo Williams. “Tendré que esforzarme mucho más”.
Y la crisis de salud genera también silencio en la sede del torneo, que se disputa sin espectadores.
“Sé que si hubiera fanáticos todo tendría mucha más vida. Me entristece un poco que juguemos sin público, porque sería divertido”, comentó Stephens, 26ta preclasificada, quien derrotó el jueves 6-2, 6-2 a Olga Govortsova. “El ambiente no será tan bueno, pero obviamente tendré una gran oportunidad de jugar contra la mejor del mundo. Así que es mala suerte pero también buena suerte”.
La lluvia comenzó a caer durante el calentamiento para el encuentro entre Williams y Gasparyan. Ambas se sentaron a un costado de la cancha, mientras se colocaba el techo.
El Arthur Ashe permaneció cerrado para el siguiente duelo, la eliminación de Andy Murray ante Felix Auger-Aliassime, por 6-2, 6-3, 6-4.
En el Louis Armstrong, se colocó también el techo durante el segundo set del partido que el ruso Daniil Medvedev ganó 6-3, 6-2, 6-4 a Christopher O’Connell. Más tarde, en ses mismo recinto, Victoria Azarenka, bicampeona del Abierto de Australia, doblegó 6-1, 6-3 a Aryna Sabalenka (5ta preclasificada).
Pero los duelos en todas las canchas al aire libre se suspendieron por la noche debido al aguacero.
Más temprano, ganaron sus encuentros Dominic Thiem (2do), Karen Khachanov (11mo) y Marin Cilic.
Fueron eliminados Grigor Dimitrof (14to y quien contrajo el coronavirus en junio, durante una exhibición organizada por Novak Djokovic), así como Milos Raonic (25to).
Johana Konta (9na) sucumbió 2-6, 7-6 (5), 6-4 ante Sorana Cristea, mientras que Garbiñe Muguruza fue eliminada 7-5, 6-3 por Tsvetana Pironkova.
Pironkova martilleó el as en la bola de partido, el golpe definitivo de su inapelable victoria. Para Muguruza (10ma), fue una enésima decepción en el cemento de Nueva York.
La búlgara dejó en el camino a la dueña de dos títulos de Grand Slam, que por tercera vez consecutiva quedó a la orilla de la tercera ronda en Flushing Meadows.
En cambio, Pironkova sigue en marcha en el primer torneo que disputa tras alejarse tres años del tenis tras el nacimiento de su hijo, Alexander.
“Si sabes programar bien la agenda y te motivas como se debe, se pueden combinar ambas cosas, ser madre y tenista profesional”, dijo Pironkova. “Es algo que precisa de mucho sacrificio, todo requiere sacrificio”.
Pironkova, de 32 años, dio a luz a Alexander en abril de 2018. Disputa su 12do US Open, pero el primero desde 2016, y su primer torneo desde el Wimbledon de 2017.
“Es sencillamente fabuloso jugar sin la presión que antes tenía”, dijo Pironkova. “Antes lo sentía como una situación de vida o muerte ganar un partido. Ya no es así. Disfruto estar en la pista”.
Pironkova no tiene ránking por su falta de actividad, pero alcanzó las semifinales de Wimbledon en 2010.
La victoria ante Muguruza fue la número 22 de Pironkova ante una jugadora situada dentro de las mejores 20 del mundo.
“Nunca nos habíamos enfrentado. Ella ha jugado muy bien hoy, no tenía nada que perder”, dijo Muguruza, cuya mejor actuación en el US Open fue la cuarta ronda de la edición de 2017.
La campeona del Abierto de Francia de 2016 y el Wimbledon 2017 reconoció que no estaba del todo preparada para afrontar el torneo, diciendo que no fue hasta un par de días antes que decidió participar.
“No he encontrado mi mejor tenis en el US Open”, admitió la hispano-venezolana. ”Fue una decisión difícil venir aquí. Quería saber dónde estoy en términos de competición. Fue una especie de primera prueba”.
En el cuadro de dobles, los colombianos Robert Farah y Juan Sebastián Cabal emprendieron la defensa de su título con una victoria 6-2, 63 ante Jurgen Melzer y Edouard Roger-Vasselin.
El francés Roger-Vasselin es uno de los siete jugadores que fueron colocados en protocolos más estrictos contra el coronavirus, después de tener contacto con su compatriota Benoit Paire, el único jugador que ha dado positivo de COVID-19 en el certamen.
AP