Todo apunta a que el angustiante y novelesco proceso de extradición del empresario colombiano Álex Naim Saab Morán, arquitecto financiero de Nicolás Maduro, de Cabo Verde a Estados Unidos, tendrá un final feliz para la mayoría de los venezolanos.
Saab fue detenido en Cabo Verde, África, el 12 de junio de 2020 por la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) y enfrenta una acusación del Departamento de Justicia de EE. UU. por ocho cargos de lavado de dinero y conspiración para lavar dinero relacionado con un plan de sobornos en Venezuela. Además Saab es requerido por las autoridades de Colombia e investigado en México.
A la tercera va la vencida
La captura del empresario emocionó a los venezolanos, pero también generó preocupación y miedo ante la posibilidad de que detenido ligado a Maduro fuera liberado y devuelto a Venezuela. Este temor no es gratuito. En el pasado los casos del exjefe de inteligencia militar Hugo “el Pollo” Carvajal, en Aruba; y del narcotraficante Walid Makled, en Colombia, probaron como el poder del Gobierno venezolano atraviesa fronteras para burlarse de la justicia.
Sin embargo, el trauma que dejaron los dos intentos fallidos de las autoridades estadounidenses se ha ido borrando con cada anuncio del Poder Ejecutivo y Judicial de Cabo Verde; como la autorización de ese gobierno de extraditar al empresario a Estados Unidos.
Aunque hay interesantes similitudes entre los tres casos, las diferencias entre los personajes y sus procesos son notorias. En Runrun.es las analizamos:
Los personajes
Alex Saab es un peso pesado de la corrupción, si se ubicara en ranking junto a otras figuras que Estados Unidos ha solicitado en extradición, como Nervis Villalobos, exviceministro de Energía; el mayor general retirado Cliver Alcalá Cordones, y el propio Hugo Carvajal.
Mientras que “El Pollo” Carvajal era un hombre muy inteligente y se movía muy bien en Venezuela, sus contactos en el exterior eran reducidos y se limitaban a sus labores como jefe de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM). “Había tenido tratos con la guerrilla colombiana de las FARC (Fuerza Armada Revolucionaria de Colombia)”, explicó la exzar de la droga en Venezuela, Mildred Camero.
Por su parte, Makled era un “simple” narcotraficante radicado en Venezuela. Aunque puede ser considerado quizás el “capo” más importante en la historia criminal venezolana, sus conexiones se quedaban en el continente. Su trato era con narcos latinoamericanos (mexicanos principalmente) y traficaba con droga en un ámbito regional. Su campo de acción era fundamentalmente nacional.
“No era como “El Chapo” Guzmán (Joaquín Guzmán Loera, líder del cartel de Sinaloa); ni mucho menos como Pablo Escobar Gaviria, jefe del cartel de Medellín. Su fama y poder eran más local”, dijo Camero, quien fue presidenta de la Comisión Nacional Contra el Uso Ilícito de las Drogas (Conacuid), entre 1999 y 2005.
En cambio, la trascendencia de Álex Saab es mayor. El colombiano es quizás, el hombre más importante asociado a las supuestas actividades ilegales del gobierno de Venezuela, que será extraditado a Estados Unidos hasta la fecha. Desde 2011 ha trabajado en distintos negocios internacionales con el Gobierno.
Su primer contacto con el chavismo fue gracias a un convenio para la construcción de viviendas de interés social entre los gobiernos de Hugo Chávez y Juan Manuel Santos, de Colombia. En esa ocasión el empresario, radicado en Barranquilla, fue uno de los contratistas favorecidos junto a su socio Alvaro Pulido, también requerido por las autoridades estadounidenses.
Curiosamente en una entrevista reciente con el periodista Nelson Bocaranda, el expresidente Santos dijo que no conocía a Saab. “A ese señor no lo conocía, no sabía quién era. Cuando reanudamos relaciones con Venezuela, Chávez organizó un evento para firmar todo tipo de acuerdos y mostrar que las relaciones se habían restablecido… Recuerdo que cuando se anunció la firma de ese contrato apareció un señor y le pregunté a la canciller “ese tipo quién es”, se acercó, nos dio la mano y después desapareció. Me dijeron, “se llama Alex Saab”.
Sin embargo, ese apretón de manos catapultó internacionalmente al barranquillero. Sus actividades no se quedan dentro del territorio venezolano, y mucho menos en su país, Colombia. Sus relaciones y negocios van más allá del mar Caribe y atraviesan el océano Atlántico, con conexiones en México, Turquía, Irán y otros países.
Camero no tiene certeza sobre posibles vínculos de Saab con el narcotráfico, pero sí tiene clara la función del barranquillero en la estructura criminal que sostiene al Gobierno de Venezuela. “Está metido en corrupción y lavado de dinero.
Esos son su fuerte. Es un hombre inteligente. Es abogado, ha manejado muy bien varios esquemas de lavado de dinero. Puede ser que uno de esos esquemas esté vinculado al narco, aunque él más que todo es un broker”, dijo la experta.
“Lo de él es negociar. Hacer los acuerdos y contactos. Él era el que hacía los negocios. Con un tren de personas detrás. Él era el broker. Aparte de que tenía relaciones interesantes en países islámicos”, aseguró.
A pesar de que a Walid Makled se le relacionó con algunos gobernadores, como Luis Felipe Acosta Carlez; magistrados del Tribunal Supremo de Justica, como Eladio Aponte Aponte y supuestos miembros del Cartel de los Soles, como el mismo Carvajal, e incluso con el presidente Chávez. Utilizaba su poder e influencia para desarrollar con tranquilidad su negocio personal de narcotráfico, nunca alcanzó el nivel que ha conseguido Saab.
Al colombiano se le señala de ser testaferro y socio del presidente Maduro, además se le vincula con Nicolás Maduro Guerra, hijo del mandatario mejor conocido como “Nicolasito”, en el negocio de la comercialización ilegal de oro venezolano. “Todo su poder está muy relacionado con las conexiones que tiene con Irán (justamente el país al que se dirigía Saab cuando fue detenido en Cabo Verde), con las gestiones para conseguir gasolina para Venezuela y con negocios, como el oro y las cajas Clap (Comité Locales de Abastecimiento y Producción)”, apuntó Camero.
Estas conexiones le dan a Saab un valor aún mayor dentro de la administración de Maduro y lo convierten en una pieza muy atractiva para Washington, en su objetivo de acorralar al presidente venezolano.
La experta, quien fue jueza y continúa desempeñándose como asesora internacional en materia de drogas, tiene claro el valor estratégico de Saab de cara a un proceso judicial. “Es un hombre muy importante porque es la persona que conoce los negocios por dentro. Sabe quiénes están vinculados a estos negocios, cómo se hacen. Es el que tiene toda la información. Él debe llevar un registro de las cuentas”, destacó Camero.
“Debemos recordar que el lavado es un delito subyacente. Para que haya lavado debe haber otros delitos. Eso significa que su función de lavador es global dentro de la estructura criminal. Él seguramente lavaba dinero de todo tipo de delitos y operaciones: corrupción, minería, trata, narcotráfico y terrorismo”, agregó la exjueza.
El proceso
Pero más allá de la importancia, que como personaje tiene Álex Saab, versus Carvajal y Makled, para los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, hay otros factores judiciales que hacen que la balanza se incline hacia la extradición.
En primer lugar, los sistemas procesales son distintos en los tres casos. Lo que en esta ocasión favorece la petición de EE. UU. “Me tiene gratamente sorprendido el sistema procesal el de Cabo Verde. Es acusatorio y adversarial. Su código penal es incluso más moderno que el de Venezuela. Se vé la influencia portuguesa”, explica Zair Mundaray, exdirector general de Actuación Procesal del Ministerio Público de Venezuela.
Mildred Camero también está convencida de que Saab no regresará a Venezuela. “Aquí las cosas han cambiado, aunque Estados Unidos no tiene convenio de extradición con Cabo Verde. Sí hay un acuerdo de colaboración en materia de drogas y delincuencia organizada”, afirma.
“En el caso de Cabo Verde la norma que rige la extradición es la de los Principios Generales de Cooperación Internacional en materia penal. Una vez recibida la solicitud, la fiscalía revisa si se dan algunos principios básicos contenidos en el artículo 37 de la constitución de Cabo Verde que dice que la extradición no opera por razones políticas, religiosas o delitos de opinión, o cuando se presume que la persona va a ser sometida a torturas o tratos crueles en el país donde la van a enviar”, detalla Mundaray, quien ahora vive exiliado en Colombia.
Luego el Ejecutivo emite una opinión, que es de carácter político, dice si está de acuerdo y ordena darle continuidad al proceso. La solicitud de extradición pasa a la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia, que procede a hacer una sentencia. “Este modelo es bien interesante porque el control político es previo a la sentencia. Es decir el Ejecutivo hace su evaluación y decide si cooperar, pero la decisión final queda en manos del Poder Judicial”, prosiguió el exfiscal.
Con Makled fue diferente. “En Colombia el presidente tiene la última palabra. El control político es posterior a la decisión judicial. Es sumamente importante para muchos gobiernos tener control absoluto de esos procesos y por eso lo colocan así en la ley. ¿Qué ocurre? La Corte Suprema toma una decisión y luego la pasa al Ejecutivo. El Ejecutivo tiene dos opciones: ejecuta la sentencia o dice que no, y debe exponer las razones en un acto administrativo. Esas decisiones de los poderes ejecutivos que no tienen forma de ser recurridas. El Ejecutivo tiene la última palabra”, afirmó Mundary.
Camero coincide con el exfiscal y lanza un señalamiento directo: “En el caso de Makled estaba (Juan Manuel) Santos de por medio. Santos fue una figura muy negativa con respecto a Venezuela y su apoyo a las FARC”.
Adicionalmente, en el caso Makled hubo dos solicitudes de extradición. Cuando uno o más países piden a una persona en extradición se entregará al país que presentó la solicitud primero. Aunque no hay certeza de qué país hizo el requerimiento inicial, Mundaray afirma que: “por una decisión política el presidente Santos prefirió entregarlo a Venezuela”.
Con relación a “El Pollo” Carvajal en Aruba, las cosas fueron diferentes y se saltaron los procedimientos judiciales. “En el caso de Aruba hubo mucho miedo quizás por los negocios que tenía Maduro con el reino de Holanda. Además creo que a Estados Unidos le fallaron los procedimientos, porque la detención no cumplió los requisitos de la DEA (Administración de Control de Drogas”, dijo Carmero.
Otra diferencia sustancial que encuentra la exzar de la droga es que la detención de Saab fue montada desde la Fiscalía del Distrito Sur de Florida, cumpliendo los requisitos legales internacionales. “Ha sido más jurídico que policial, a diferencia de lo que ocurrió en Aruba, donde casi todo estaba en manos de la DEA”.
Tan lejos de Venezuela y tan cerca de EE. UU.
“Desde mi perspectiva yo creo que Álex Saab no tiene posibilidad de que se modifique la decisión en estricto derecho. Si ocurre es porque hubo alguna manipulación”, aseguró Mundaray.
La defensa del empresario ha presentado al menos tres habeas corpus. Pero ni las alegaciones exageradas e irónicas de Saab y sus abogados sobre presuntas violaciones a los derechos humanos y tratos crueles en el país africano, salvarán al empresario de los interrogatorios de las autoridades estadounidenses y de los calabozos de alguna prisión en Estados Unidos.
Así que este proceso de extradición sí tiene un inminente final feliz para los millones de venezolanos que tomaron leche de mala calidad de los Clap; para los niños que no pudieron jugar en los 50 gimnasios verticales que el Fondo Global de Construcción nunca concluyó; y para los centenares que deambulan por las calles comiendo de la basura, mientras el oro venezolano vuela hacia Turquía, Emiratos Árabes y otros destinos. Apenas algunos de los negocios irregulares en los que, investigaciones periodísticas han revelado que, Saab y sus socios tienen las manos metidas.
Reuters